Durante los últimos días el PSOE ha difundido lo que han llamado «el mapa de la vergüenza» donde figuran los municipios de Vila y Sant Josep, además de otros muchos en la península. Los socialistas han elaborado dicho mapa porque consideran que en los últimos años la ultraderecha de este país «ha arrastrado a la derecha clásica del PP» en contra de políticas de igualdad entre mujeres y hombres.
«Su negacionismo de la violencia de género está poniendo en peligro -dicen- a miles de mujeres. Eliminan concejalías y consejerías de igualdad, recortan presupuestos y acaban con políticas e iniciativas». Dicho mapa ha sido difundido por los socialistas ibicencos, y especialmente por la diputada Milena Herrera, volcada en asuntos generales, y sobre todo en hacerse fotos para dar visibilidad a su trabajo, mientras olvida los problemas reales de los ibicencos que cada día se difunden por todos los medios de comunicación.
Al ver este mapa de la vergüenza solo se me ocurren dos cosas. Una, que esta imagen sobre una supuesta pérdida de derechos y recortes de presupuestos tiene un efecto nulo en la sociedad porque ni una sola de las mujeres con las que trabajo o me relaciono (y son muchas) no me han planteado en los últimos meses una mínima preocupación por esta supuesta vergüenza que según el PSOE y su sucursal ibicenca está azotando todo el panorama nacional. Por el contrario, lo que sí me han comentado en muchas ocasiones es que todas estas instituciones creadas en los últimos años no han impedido, lamentablemente, frenar la violencia en contra de las mujeres.
Tampoco hace falta recordar la fallida ley del sólo sí es sí, que sacó a la calle a unos 1.000 violadores ante el silencio de los que hoy se rasgan las vestiduras sobre esta pérdida de supuestos derechos de las mujeres.
En segundo lugar, me hubiese gustado ver también un mapa de la vergüenza sobre las menores tuteladas que se vieron obligadas a ser prostituidas durante los gobiernos progresistas en Balears. No es que ocultasen los hechos, es que también intentaron hacer creer con total desvergüenza que lo que había ocurrido era culpa de los fiscales o de la propia sociedad tras celebrar una comisión de investigación fake para no aclarar nada. Tampoco recuerdo ningún tuit de Milena Herrera preocupada por estos lamentables episodios vividos en Mallorca durante el mandato de sus queridas compañeras de partido.
No vale con escandalizarse con supuestas rebajas de presupuestos en materia de igualdad de dos ayuntamientos porque ya se sabe que en muchas ocasiones gestionar más dinero no es una garantía de que se gestione bien.
Si quieren escandalizarse de verdad, intenten averiguar qué ocurrió con las menores tuteladas en Balears, que también son mujeres, que incluso ofrecían sus servicios sexuales en plataformas en internet ante la incompencia de algunos dirigentes socialistas, que posteriormente fueron premiados con mejores cargos. Basta de postureo y lleguen hasta el final de un caso contra mujeres que intentaron tapar. Lo que sí es una vergüenza (y el mapa solo incluiría Balears) es que nadie haya dimitido hoy por un escándalo del que todavía hay muchas respuestas por aclarar.