El pleno del Consell de Formentera de esta semana intentó sin éxito que el presidente Llorenç Córdoba presentase una cuestión de confianza para conocer sus apoyos en el pleno de la institución. Todos saben que Córdoba solo tiene el apoyo de sí mismo y que se aferra al cargo a pesar de que su decisión supone un desprestigio que el Consell de Formentera necesitará años en recuperarlo.
El pleno lo pude ver en youtube y realmente superó todos mis peores presagios. Por una parte, los dos partidos de la oposición, Gent per Formentera y PSOE, planteando obviedades y diciendo lo que todo el mundo ya sabe sobre Córdoba. Desde Sa Unió, Alcaraz tampoco aportó nada del otro mundo y se dedicó plantear un discurso poco estructurado y cargado de rencor. No debería olvidar que él fue uno de los valedores para que Córdoba fuese el candidato al Consell y al Parlament ya que hasta él sabe que nunca podría haber ganado las elecciones ni siendo el único candidato. Por lo demás, Alcaraz haría un gran favor a su partido si además de dimitir como presidente dejase su plaza de conseller y se centrase en su taxi, una actividad realmente digna y que merece todo su esfuerzo en el futuro.
Visto lo visto, sorprende que no haya un mecanismo legal para desbloquear una situación política como la que se vive en Formentera. El secretario del Consell de Formentera tampoco ha podido dar una explicación jurídica al actual caos político, pero está claro que falta una fórmula para que un presidente sin ningún apoyo pueda dejar el cargo al margen de la cuestión de confianza o la moción de censura. Quizás con el precedente de Córdoba los grupos parlamentarios puedan ponerse manos a la obra y cambiar la ley ya que aparentemente todos quieren que el actual presidente dimita.
Sin embargo, la actual crisis ya no puede atribuirse solo a Córdoba, que evidentemente es el principal culpable de lo que ocurre. Si Ferrer, Ramírez y Serra (el PP ha quedado fuera de participar en cualquier acuerdo) son incapaces en las próximas semanas de pactar una moción de censura deberían plantearse si ellos también tienen que dejar la institución por su falta de diligencia para encontrar una solución. Ante lo que se está viviendo en el Consell de Formentera da realmente igual el nombre del nuevo presidente o presidenta. Lo lógico sería que el elegido fuese alguien que ganó las elecciones hace un año, en este caso de Sa Unió, pero la elección de Ferrer o incluso Ramírez sería un parche y una solución mucho mejor que mantener a Córdoba, cuyas respuestas durante el último pleno confirman que su actitud es realmente inquietante, por no decir algo peor. Cuesta entender que al propio Córdoba le compense todo lo que está viviendo desde hace meses por 1.000 o 2.000 euros al mes, sobre todo cuando siendo diputado en el Parlament se garantiza un sueldo de 60.000 euros al año.
Por lo tanto, urge una solución en el Consell de Formentera. Es urgente buscar una alternativa de gobierno por el bien de los ciudadanos, que algunos responsables de la actual situación (Alcaraz el primero) den un paso atrás y abandonen la institución, pero los demás también deberían plantearse si están legitimados para seguir en el Consell de Formentera. Si no actúan serán cómplices de esta crisis política que no tiene precedentes en Balears.