En diversas ocasiones he criticado la incapacidad de los diversos grupos y partidos políticos para ponerse de acuerdo en determinados temas que por su trascendencia pueden considerarse de estado. Hay cuestiones que deben plantearse y afrontarse desde un punto de vista que ha de estar por encima de las diversas ideologías de partido, si bien debido al actual ambiente de la política tremendamente crispado, tal planteamiento parece harto complicado.
Hay que reconocer que los consensos y acuerdos entre formaciones políticas de diferente color, no son muy habituales en nuestro país. No ocurre lo mismo en algunos otros lugares, como Alemania por poner un ejemplo, donde se puede llegar a formar gobierno entre la derecha y la izquierda; algo impensable aquí a día de hoy.
Es por ello precisamente que lo ocurrido el pasado martes en el pleno del Parlament Balear, creo que merece ser destacado. Claramente se trata de una situación puntual, provocada por la ruptura del acuerdo alcanzado entre PP y Vox al inicio de la presente legislatura. En caso contrario que nadie dude de que desde el Govern de Marga Prohens, de haber podido se habría mantenido a la extrema derecha como el socio prioritario, que es como les gustaba denominar a Vox.
Diversas circunstancias han provocado un drástico cambio en la forma de pensar de los dos socios de legislatura y en cuanto al documento de 110 puntos que se firmo en su momento, ha acabado saltando por los aires. Quede claro también que fue Vox quien decidió romper los acuerdos firmados, cosa que han hecho siguiendo las consignas que se les han ido marcando desde Madrid. Si a ello le añadimos un absoluto desbarajuste en el propio partido de extrema derecha de Baleares, la consecuencia directa es la tensísima relación actual entre PP y Vox.
Pero dicho todo ello, debo reconocer que es gratificante la postura que desde el Govern del PP se ha adoptado en relación a todo ello; lo que ha permitido que se tomen decisiones que están muy alejadas del ideario poco democrático que representa Vox. Esta circunstancia en si misma ya seria para alegrarse, ya que supone aunque sea temporalmente que la extrema derecha de las islas no tiene la decisión final en todo lo que ocurra en Baleares. Ejemplo de ello fueron las diversas votaciones que tuvieron lugar en el último pleno del Parlament, a partir de acuerdos y consensos alcanzados entre el PP gobernante y los partidos de la oposición y, que han permitido mantener la actual Ley de Memoria Democrática por un lado; tumbar las 34 enmiendas de Vox que en su día aprobó el partido del Govern o mantener el catalán como lengua vehicular en la enseñanza en nuestras islas.
El mencionado consenso, también ha permitido que se impidan nuevas construcciones en las zonas inundables y que se legalicen las ya existentes en dichas zonas. Además de todo ello también se decidió la retirada del proyecto de presupuestos para 2025, ante la negativa de la extrema derecha a votar a favor de los mismos y quedarse por tanto el PP sin los votos necesarios para sacar adelante las cuentas autonómicas. Ahora mismo desde el Govern, deberán plantearse como piensan funcionar durante el próximo ejercicio; bien con la prórroga de los actuales presupuestos y las complicaciones que ello va a suponer para la gestión de todo lo que se tenía proyectado para 2025, o bien por lo más improbable que sería sentarse a negociar esas cuentas con los grupos de la oposición.
Está claro por lo ocurrido esta semana que con voluntad de consenso por ambas partes y con predisposición a ceder en determinadas cuestiones tanto en el Govern como en la oposición, se pueden acabar aprobando medidas que resulten beneficiosas para los ciudadanos en general, tal como ha acabado ocurriendo en este último pleno. Y eso debería servir de ejemplo de cómo estando muy alejados ideológicamente los unos de los otros, si en lugar de estar pensando solo en un rédito político de partido, se pensase más en el interés general, se podrían conseguir resultados mucho más efectivos, que los que se vienen consiguiendo con la política de los insultos y el menosprecio sistemático a todo aquello que propone el rival político de turno.
Hay otras cuestiones que a día de hoy ya son gravísimos problemas que nos afectan a todos en mayor o menor medida y que por tanto requieren de una solución urgente y efectiva. Uno de esos graves problemas es el acceso a una vivienda, que desafortunadamente ya viene siendo la causa de auténticos dramas sociales y que no puede esperar ni un minuto más a ser resuelto. Es hora de aparcar los idearios políticos en este tema que ya es desesperante, hay que sentarse y trabajar con las ideas y propuestas de todos dentro de un marco normativo legal.
En esta y en otras circunstancias adversas es en lo que hay que ponerse de acuerdo y demostrar que se puede trabajar por y para los que lo necesitan. La capacidad de gobernar hay que demostrarla siendo capaz de acordar con el rival de turno.