Esta semana saltaba la noticia de una inspección que habían hecho de forma conjunta el Govern y el Ayuntamiento de Eivissa en su lucha contra el alquiler turístico. En estas inspecciones se han detectado viviendas de protección oficial que se alquilaban a turistas. Si ya de por sí hay pocas VPO y lo que hay en previsión no es que sea tampoco para tirar cohetes, el saber que hay algún listo o lista que se dedica a alquilar habitaciones de la vivienda protegida que le dieron en su momento a turistas es de traca. Recordemos, VPO que supuestamente acceden a ella personas con una extrema necesidad habitacional. Es inmoral, vergonzoso y a esta persona directamente deberían revocarle esa VPO.
Porque esta persona debía sentirse impune al alquilar habitaciones a vaya usted a saber cuánto por días a turistas. El alquiler turístico de pisos en Ibiza está prohibido desde hace años, pero a la gente parece darle igual porque total, en Ibiza todo vale y nunca pasa nada. Hasta que te pillan. Y es que aquí donde las administraciones competentes (ayuntamientos, Consell y, en el caso de las VPO, el Govern) deben insistir y machacar más. Incluso deberían incrementarse aún más las multas porque, al final, cuando te tocan el bolsillo es lo que realmente duele. Mención aparte plataformas como Airbnb o Booking, que les da igual que publicites una tienda de campaña en un campamento chabolista, una caravana o un tipi en medio de una finca con cinco tipis más. La situación de emergencia habitacional en la que estamos es por culpa del alquiler de pisos a turistas que han popularizado precisamente estas plataformas y que han convertido los pisos en bienes de inversión no sólo para extranjeros forrados que lo único que quieren es sacar tajada de Ibiza alquilando sus pisos o habitaciones a ciudadanos de todo el mundo sino también para el residente que consigue una VPO y ¡oh! sorpresa, se monta el negocio de su vida alquilando habitaciones en verano a precios desorbitados. Poco nos pasa, en serio.