Esta última semana se ha cumplido el segundo año de la aplastante victoria del PP en las elecciones locales y autonómicas de 2023. La mayoría de dirigentes de la derecha, se han apresurado a celebrar con júbilo este segundo aniversario de la citada victoria electoral. En todas las ruedas de prensa convocadas, en todos los actos programados para celebrarlo y en todos los artículos y comunicados publicados, se ensalza el radical cambio que se ha producido en la política en Baleares.
Cabe destacar la intervención de la actual Presidenta del PP en las islas y Presidenta del Govern Balear, Marga Prohens, quien no ha dudado a la hora de afirmar con absoluta rotundidad que su Govern y por ende su partido ya habian cumplido con el 90% de su programa electoral, si bien en algún que otro medio de comunicación se ha acotado este cumplimiento y se ha transformado en la puesta en marcha de ese 90% del programa, que son dos cosas muy distintas.
Como siempre por parte de los partidos políticos parece que se priorice a toda costa lo de intentar confundir en la medida de lo posible a la ciudadanía en general. Lo cierto es que con los resultados obtenidos en 2023 y que les permitieron gobernar en la gran mayoría de las instituciones de Baleares y, si nos centramos en las de Eivissa y Formentera, en la totalidad de las mismas; lo cierto es que se creó una enorme expectación sobre cuándo y hasta donde llegaría el anunciado cambio.
Se supone que la prioridad de quien vence con la brutal diferencia de votos con que lo hizo el PP, debe ir encaminada a resolver los grandes problemas que azotaban a nuestra sociedad allá por 2023 y que esos nuevos gobiernos de derechas iban a resolver con solvencia y rapidez. Sin duda el mayor y más grave problema en las Pitiusas, era el de la vivienda. En el listado de problemas que había que resolver en nuestras islas y junto a la vivienda, teníamos la movilidad terrestre, incluyendo los taxis pirata o el transporte público terrestre, los asentamientos ilegales que empezaban a aparecer, la saturación turística, la gestión en los colegios y en la sanidad pública.
El listado de problemas es sin duda mucho más amplio, si bien los citados constituyen el núcleo principal. Y a poco que uno se ponga a analizar cuál es la situación actual de los mismos, podrá observar que no hay motivo alguno para vanagloriarse de nada y que la realidad del día a día nos muestra que salvo pequeños y leves cambios detectados en las áreas de educación, con preocupantes concesiones a la extrema derecha, o sanidad donde sigue habiendo muchísimo campo de mejora; el resto de lo que aquí he citado se ha agravado sustancialmente. Es por ello que no acabo de ver por ningún lado, el optimismo desbordante expresado estos últimos días.
En el sector turístico y para luchar contra la saturación, se consolidad cerca de 100.000 plazas en el negocio del alquiler turístico de viviendas residenciales, siendo este sector el más pirata de los que hay en las islas por muy reglado que pueda estar una parte del mismo. Ello significa que no solo no existe decisión real de combatir la saturación, si no que se complica sustancialmente la probabilidad de encontrar una vivienda a precio asequible, para los residentes y trabajadores de temporada. La negativa a aplicar la Ley de Vivienda Estatal y con ello regular los alquileres, junto al fracaso de lo que hasta la fecha se ha venido aprobando en materia de vivienda, solo han conseguido agravar la situación. Sirva como ejemplo de ello un dato muy clarificador, hoy comprar una vivienda de segunda mano cuesta en Baleares unos 70.000 euros más que hace un año. Otro ejemplo revelador, es que para este verano sigue habiendo enormes problemas para poder completar las plantillas de trabajadores. ¿Qué se ha conseguido con lo hecho en dos años? Pues que se ha ido a peor.
Lo mismo podemos decir del área de la movilidad terrestre en Eivissa, cada año son más y más los taxis pirata que operan en la isla con demasiada impunidad y burlándose de todos. De nada sirven las sanciones económicas por mucho que vayan aumentando, mientras solo se pueda actuar contra ellos por la vía administrativa. Sirva como ejemplo aquí el caso de la ya famosa rumana que lleva cantidad de años actuando en la isla y este verano lo sigue haciendo. Y de la nueva concesión de transporte público terrestre, qué se puede decir. Pues que con una concesión caducada desde 2018, sigue sin cerrarse una nueva. Tampoco parece que haya mucho que celebrar.
Parece claro por todo ello, que más que lanzar las campanas al vuelo, más valdría aparcar los actos festivos y centrarse en los problemas reales que siguen azotando nuestras Pitiusas. Todo ello no se va a resolver con actos festivos de partido, ni intentando engañar a la gente con falsos cumplimientos. Al hilo de lo dicho por Prohens de que «no se puede gobernar contra la gente de esta tierra», resaltar que tampoco se puede hacer mintiéndoles con afirmaciones ficticias.
Pasados dos años de esta legislatura, cabe señalar que la expectación provocada al principio, está muy lejos de ser una realidad.