En este mes de junio, especialmente, avivamos, reanimamos y celebramos nuestra fe y nuestro amor al Sagrado Corazón de Jesús. ¿Quién es el Sagrado Corazón de Jesús? El Corazón simboliza el amor misericordioso del Señor Jesús. El capítulo 15 del Evangelio de San Lucas nos habla del amor misericordioso e infinito de Dios Padre, el cual desea vivamente, por medio de su Hijo Unigénito, la eterna salvación. El Señor no solo nos recibe con sus brazos abiertos, sino que nos abraza y perdona. Dios está representado por el Padre del hijo pródigo. Recordemos además aquella madre viuda que perdió a su hijo y lo lloró amargamente: «No llores», le dice el Señor y lleno de compasión resucita a su hijo. Yo soy la Verdad y la Vida. El que cree en Mí, aunque haya muerto vivirá. En el cielo habrá más alegría por un pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse. Dios nos perdona y nos ama a todos. Cristo nos amó y se entregó a la muerte por todos nosotros. Si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. Si alguno dice: «Amo a Dios», y aborrece a su hermano, es un mentiroso. Quién ama a Dios, ame también a su hermano. Dios es Amor. El que ama permanece en Dios y Dios en él.
Al Sagrado Corazón de Jesús lo encontramos siempre, de noche y de día, en el Misterio de Fe y de Amor: la santísima Eucaristía. Tenemos, por tanto, el máximo interés para visitarle con frecuencia en la santa Misa, en el Sagrario, y oculto o expuesto en la Custodia. Jesús nos espera a todos.
Al conocer por la fe, la presencia real y verdadera de Jesús, no podemos menos que decirle: «verdadero Corazón sacratísimo de Jesús haz nuestro corazón semejante al tuyo, que eres manso y humilde de corazón. Corazón de Jesús en Vos confío. El Corazón amantísimo de Jesús es horno ardiente de caridad, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Decía San Juan Pablo II: En todo el mundo el segundo domingo de Pascua recibirá el nombre de la Divina Misericordia. Una invitación perenne para el mundo cristiano. La Santa Madre Teresa de Calcuta dice: «¿Qué salvará al mundo? Mi respuesta es la oración. Lo que se necesita es que cada parroquia visite a Jesús en el Santísimo Sacramento …. el tiempo que uno pasa con Jesús en el Santísimo Sacramento ayudará a alcanzar una paz estable y duradera en el mundo. Aquí, en Ibiza, el domingo siguiente a la fiesta del Corazón de Jesús nos reunimos ante el Monumento al Sagrado Corazón, y presididos por el Obispo, suplicamos atienda todas las necesidades de nuestra Diócesis, y nos consagramos a su Divino Corazón.
¡Corazón de Jesús en Vos confío!