El GOB Mallorca y la Asociación de Vecinos de Son Sardina denuncian que el plan para trasladar los residuos que no se pueden reciclar desde Ibiza a Mallorca, para ser incinerados en Son Reus, es una «operación insostenible». Advierten que eso implicará 15.000 camiones extra al año desde el puerto de Palma hasta la planta incineradora, con un impacto ambiental y logístico devastador. Además, alertan de que los 50 millones de euros públicos destinados a financiar el transporte, servirían mejor para mejorar la gestión de residuos en Ibiza, donde la recogida selectiva sigue siendo claramente insuficiente. Por eso, amenazan con recurrir a la vía legal y convocar movilizaciones a partir de otoño. Por su parte, el Gen-Gob —hermanos pitiusos del GOB— permanece en silencio. No han abierto la boca, un mutismo sospechoso que contrasta con el posicionamiento público de sus colegas mallorquines. Esperamos con interés que se pronuncien pronto, y ojalá sea en sentido contrario. Mientras tanto, en Mallorca se intensifica el discurso supuestamente proteccionista, con un argumento que sugiere que los ibicencos podrían acabar con la isla. No exageren, Mallorca no necesita de la colaboración de nadie para autoaniquilarse. Lo saben hacer ellos solitos perfectamente. Pero desde luego, no será por culpa de incinerar los residuos de las Pitiusas en Mallorca. Lo primero de todo sería estimar correctamente el volumen de residuos a transportar. El baile de cifras demuestra que aquí cada cual suelta la primera barbaridad que le viene a la cabeza. El GOB habla de 15.000 camiones anuales, Més per Mallorca dice que 21.900 y el Consell d’Eivissa lo reduce a 4.300 camiones, que son aproximadamente entre 11 y 12 tráileres diarios. No parece que se vaya a terminar el mundo, algo que, para los ecologistas mallorquines, ya sucedería con sólo quemar medio camión de basura pitiusa. Vamos, el apocalipsis.
Opinión
Incontables camiones de basura pitiusa
Imagen de archivo de la planta ubicada en Ca na Putxa
Joan Miquel Perpinyà | Ibiza |