El presidente del Consell d’Eivissa, Vicent Marí (PP), en su discurso con motivo del 8 de agosto, día de Sant Ciriac y Diada d’Eivissa, abordó los problemas reales de la isla: sequía, movilidad, intrusismo, vivienda, presión turística y cohesión social. No rehuyó ninguno, con un mensaje firme, bien hilado y con evidente valentía política. Pero las palabras, incluso las buenas, caducan rápido si no van acompañadas de medidas concretas.
Sobre la sequía, Marí alertó de que estamos en uno de los momentos más críticos de las últimas décadas y pidió responsabilidad ciudadana y obras urgentes en desalación y reutilización. Inexplicablemente, algunos representantes del PSOE critican que el PP apuesta por una nueva desaladora, a la vez que piden actuar para proteger los acuíferos sobreexplotados; lo que viene siendo sorber y soplar al mismo tiempo.
En movilidad, el presidente del Consell defendió la limitación de entrada de vehículos como un paso consensuado para evitar que Ibiza se convierta en una «caja registradora ilimitada». Bien dicho. Pero ese límite es insuficiente sin un transporte público eficiente, carriles seguros para bicis y especialmente, más efectivos de la Guardia Civil de Tráfico para hacer cumplir las normas de circulación en las carreteras de la Isla, algo que ahora mismo no sucede.
Marí fue tajante contra el intrusismo y la economía sumergida, advirtiendo que «aquí ya no todo vale». El intrusismo lleva años enquistado, por lo que hará falta tiempo para meter a los piratas en vereda. Pero como todo el mundo reconoce, se han intensificado las inspecciones y también la severidad de las sanciones impuestas. Y contrariamente a lo que se lee por ahí, no se publicitan las actuaciones administrativas para usar de voceros a los medios, sino para disuadir a los piratas y a quienes les contratan. Hay que cerrar el grifo a quienes se lucran al margen de la ley.
En vivienda, reconoció que la población se ha duplicado en 30 años y que muchas familias no pueden acceder a un hogar. «Si no hay vivienda, no hay oportunidades», dijo. Lamentablemente, este es otro problema gravísimo que no podrá ser resuelto en un corto espacio de tiempo y para el que nadie, tampoco lo socialistas, tienen la varita mágica, por más que insistan en que declarar la Isla zona tensionada para limitar los precios del alquiler, sería el bálsamo de fierabrás que solucionaría la crisis habitacional. No lo ha hecho en ninguna parte y aquí tampoco lo haría, sino que empeoraría las cosas.
La parte más emotiva llegó al reivindicar el legado de Joan Marí Cardona y la defensa del patrimonio, la lengua y la identidad ibicenca. Un recordatorio importante ante la llegada imparable y masiva de migrantes irregulares provenientes de culturas muy distintas a la nuestra. Ibiza va camino de perder su identidad y su propia alma si no se actúa desde los poderes públicos.
Vicent Marí acertó en el diagnóstico y el tono. Ahora debe demostrar que su gobierno tiene la capacidad —y la voluntad— de transformar las palabras en hechos reales. Ibiza no puede permitirse que este discurso se quede en el archivo sonoro de la Diada.