La situación vivida recientemente en el puerto de Ibiza, donde más de 12.000 cruceristas desembarcaron en menos de dos horas, provocando el colapso de la movilidad portuaria y urbana, evidencia la urgencia de recurrir a la gestión técnica y profesional para evitar que el caos se instale como rutina. Frente a la saturación del puerto y de la ciudad, la solución no puede ser improvisada: solo una planificación rigurosa, basada en criterios de capacidad, puede garantizar la sostenibilidad y la calidad turística que Ibiza merece.
En marzo de 2025 se presentó el estudio titulado Informe sobre la Capacidad Máxima de Cruceros en el Puerto de Eivissa, elaborado por encargo de la Autoridad Portuaria de Baleares a la Fundación Agustín de Betancourt de la Universidad Politécnica de Madrid, donde se proponía una limitación fundamental: no permitir el desembarque de más de 3.000 cruceristas por hora, de acuerdo con los datos reales de oferta y demanda de movilidad en el recinto portuario. Esta medida, aplicada con éxito en la temporada alta de 2024, demostró ser altamente eficaz para evitar los picos de saturación que generan esperas interminables, colapso del tráfico y una experiencia negativa para el viajero y el residente.
El reciente desembarco simultáneo de los buques MSC Grandiosa y Costa Toscana con capacidades combinadas superiores a las 12.000 personas en poco más de dos horas (cifra que supera de largo la capacidad recomendada en nuestro informe técnico), generó escenas de colapso urbano y portuario, con carreteras bloqueadas, colas interminables bajo el sol, insuficiencia de taxis y autobuses, y una imagen muy alejada del destino de calidad que Ibiza aspira a consolidar. Estos episodios, desgraciadamente cada vez más frecuentes, se agravarán si la demanda continúa creciendo al ritmo actual, por lo que urge la necesidad de aplicar rigurosos controles técnicos.
Nuestro informe propone, junto al límite horario, la implementación de un gemelo digital que permita monitorizar y simular en tiempo real los flujos de pasajeros, permitiendo ajustar la oferta modal según la demanda y anticipar escenarios de congestión. Además, se insiste en la necesidad de ampliar y modernizar los servicios portuarios (Port Bus, City Boat, señalética, infraestructuras de espera, etc.), potenciando el uso de modos sostenibles y mejorando la comunicación con los operadores y turistas. Solo operando coordinadamente se puede garantizar una movilidad ágil, eficiente y respetuosa con el entorno insular.
La voluntad de convertir Ibiza en un destino turístico premium exige actuar con rigor y previsión. No es suficiente expandir la oferta de cruceros si no se adapta la capacidad operativa del puerto y de la ciudad, previniendo externalidades negativas y garantizando una experiencia óptima tanto para el visitante como para el residente. Las navieras y autoridades deben asumir el compromiso y la responsabilidad de reportar datos de desembarque en tiempo real y colaborar en la gestión activa de los flujos turísticos.
No se debe permitir que la imagen que recibe el crucerista al llegar sea el caos y la saturación. Es imprescindible que la Administración apueste por modelos técnicos solventes, como el límite de cruceristas por hora que propone el Informe, para que Ibiza sea referencia europeo en gestión portuaria y urbana, e interlocutora principal en el debate sobre la sostenibilidad turística en las islas. La excelencia y la calidad no surgen del azar, sino del trabajo conjunto y la planificación profesional.