Dios es grande y poderoso; cuenta el número de estrellas y a cada una la llama por su nombre (Sal.146). El Señor es infinitamente grande porque ha creado el mundo y todas las bellezas que existen en el universo. Dios es infinitamente sabio y todopoderoso que premia a los buenos y castiga a los malos, porque es remunerador. Su misericordia infinita perdona a todos los que ha redimido con su sangre. Nosotros y todas las personas que han vivido y viven en el mundo han sido y son herederos del Cielo. Han sido salvados no con oro y plata, sino con la sangre del cordero Inmaculado, Jesucristo, nuestro Señor, nos lo dice San Pedro; para Dios nada es imposible. El que crea y ame verdaderamente a Dios y a los hombres, cumple la voluntad de Dios. Todas las personas se engrandecen por el amor. ¡Todo ser que alienta alabe al Señor!
Todas las criaturas han sido creadas por Dios y para Dios. Ante las criaturas del mundo podemos contemplar la belleza, la hermosura y la bondad del Creador. San Francisco de Asís, como todos los santos, poseía un gran amor a Jesucristo, y a la vez, tuvo un gran amor a Jesucristo, y a la vez, tuvo un gran amor a la naturaleza. A las florecillas del campo que zarandeaban por el viento les decía: «Calla, calla, ya que se Dios me ama».
Jesús enviado por el Padre hizo patente que Dios nos ama. Jesucristo murió por nosotros, por todos nosotros. Tanto amó Dios al mundo que nos envió a su Hijo para nuestra salvación eterna «Cristo me amó y se entregó a la muerte para mí». Con nuestra vida cristiana cantemos con alegría y gratitud al Señor. Él es amor. Conocí, hace tiempo, a un joven que teniendo todo lo que se puede desear en esta vida: riquezas, prestigio, un futuro envidiable, y todas las cosas apetecibles……dejó sus bienes y cambió de vida para servir por amor a los enfermos acogidos en un centro psiquiátrico para ayudar a los enfermos mentales. El amor al prójimo es lo más meritorio que podemos vivir. Si no tengo amor, dice San Pablo, no soy nada. Si amo a mis semejantes soy un cristianos auténtico y trascendente que ama a Cristo en la persona necesitada de afecto, composición y cariño. Hay cosas que solamente se puede realizar por amor. Por un amor infinitamente grande el Hijo de Dios vino al mundo para salvarnos y redimirnos. El Niño nacido en Belén, es la persona que, sin dejar de ser Dios, se encarnó en el seno de la Virgen y se hizo hombre para siempre.
Por la fe creemos que Jesús vino al mundo. Y ha quedado entre nosotros en la Eucaristía. Para los creyentes, nuestra gran alegría es saber que el Señor está con nosotros con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.
Todos los días es Navidad. ¡Gracias Señor, por tu amor infinito!