«Nos encanta ser salvajes», dice Guille Podevín. El líder de Billy Flamingos subraya el adjetivo, uno de los que mejor definen a la banda que fundó en 2017, cuando habla sobre la gira que emprenden esta semana. Los ibicencos se embarcan por primera vez en una tourné por el circuito nacional de salas de pequeño formato. El viernes se estrenan en la Ley Seca de Zaragoza, y un día después enchufarán sus instrumentos en la sala Radio City de Valencia. Después vendrán nueve ciudades a recorrer durante noviembre, diciembre y enero. Aeropuertos, furgoneta, pruebas de sonido y camaradería con los músicos de Distrópicos, Los Mortymer, The Niftys, Álamo 51 o La China Lina. «La gira la hemos producido nosotros mismos con la ayuda de Miriam Blanco, la responsable de este nuevo cambio», explica Podevín, «y queríamos contar con otras bandas emergentes para que nos acompañaran en unos bolos donde vamos a mostrar un set algo diferente a lo que se ha visto en Ibiza. Serán una ayuda con el backline y una forma de darnos a conocer a sus seguidores».
El repertorio de Billy Flamingos también sonará en plazas como Valladolid, A Coruña, Vigo, Murcia o Granada, además de Madrid y Barcelona. El rock and roll, la etiqueta que se le cuelga normalmente a los ibicencos para definirlos, se mancha voluntariamente con gotas de otros géneros como la electrónica. «Vamos a tirar de visuales para embellecer unas canciones que sonarán diferentes a los discos porque buscaremos darles un punto de jam session. La arrancamos con mucho respeto, sabiendo que vamos a ciudades donde somos desconocidos, pero nada nos daría más satisfacción que saber que la gente que venga a vernos se marcha a casa pensando que ha escuchado a un buen grupo de rock».
La ambición que se detecta en las palabras de Podevín es compartida por el resto de miembros de un trío que pasa a ser oficialmente un cuarteto. José David Cruz, que había participado en algún bolo tocando la guitarra solista, «ya es un billy más» y completa una formación donde el bajista Adrián Pedreira y el batería Álex Costa aportan una actitud que define en buena manera la experiencia de ver un directo flamingo: ritmos sexys y bailables, pegadizos riffs de guitarra, sólidas bases rítmicas y una explosiva presencia sobre el escenario; crudeza y potencia, rock alternativo. La síntesis es el espíritu salvaje al que hacía referencia Podevín, un compositor que lleva meses escribiendo nuevas letras y armándoles melodías y bases.
En 2024, la idea de los Billy es publicar ese material, anticipado por los remixes de dos de sus temas insignia, Estanque euforia y Vorágine, ya en el horno. «Somos cuatro amigos que se van a ir de viaje varias semanas seguidas con la idea de pasárselo muy bien. Eso, creo, que es lo que se va a reflejar en cada sala donde toquemos».