La playa de ses Figueretes fue el escenario elegido por los vecinos del municipio para estrenar el nuevo año dándose un chapuzón. Como novedad el Ayuntamiento de Ibiza ha organizado una quedada a las 12.00 hs. para sumergirse y luego brindar 20 litros de chocolate caliente que los valientes que se adentraron en el Mediterráneo agotaron en media hora.
La pequeña Aina no pudo ni esperar a la cuenta atrás porque su emoción por el momento le hizo saltar al agua minutos antes: «Ha sido súper guay, he sentido como frío al principio pero luego me he acostumbrado porque ya estaba preparada hace rato y sabía que si me metía luego tenía el chocolate». La playa se llenó de niños y adultos que decidieron unirse para coger fuerzas porque el día amaneció nublado a unos 15 grados. Por ello motivados por Rafa Triguero, corearon una cuenta atrás para sin pensárselo a la cuenta de uno correr mar adentro.
Yamila acudió con su familia y amigos para su primera ocasión en Ibiza, asegura que se quedaron muy contentos «ha sido mejor de lo que imaginábamos, esto es una limpieza energética para reactivar el sistema en el 2024».
Después, todos se quedaron entre la playa y el paseo para tomar un vaso chocolate caliente acompañado de un bizcocho que repartía el Ayuntamiento desde su carpa decorada con motivos navideños. Jordi repite tradición pero en otra playa, y con el chocolate en mano cuenta que el clima no fue un problema: «estaba menos fría de lo que parecía al final y ha sido una experiencia gratificante para la resaca, y no es que sea fiestero sino que acabo de ser papá».
Lidia llegó con su albornoz desde casa y por su parte asegura no ser muy fanática de seguir las reglas pero de esta tradición para ella es familiar y ratifica: «si puedo lo hago, yo me he bañado en muchos sitios durante muchos años».
Una historia de verdadera valentía gélida es la de Bernat que se hizo un bautizo pitiuso en toda regla este 2024: «Es mi primera vez aquí en fin de año y anoche me bañé en Formentera y ahora aquí, porque no se si volverá a pasar y esto es una emoción única e irrepetible que me da mucha felicidad y tengo que aprovecharlo». Apuntó que en la isla menor la playa se encontraba vacía pero hacía un frío «delicioso».