Las cofradías de Ibiza -siete en total- han procesionado este viernes por las calles de Dalt Vila cumpliendo estrictamente la voluntad que el pasado año les trasladó el obispo Vicent Ribas: la procesión del Santo Entierro debe ser austera y en silencio.
Antes del esperado acto, la presidenta de la junta de hermandades de Vila, Tamara Herranz (Cofradía del Santo Cristo de la Agonía), explicó que la experiencia del resto de agrupaciones facilitaba «mucho» la organización de la procesión y destacó la gran afluencia de gente que se estaba viendo este año en las distintas citas religiosas. Para esta Semana Santa en su cofradía habían estrenado unas velas rizadas «que han llamado mucho la atención», además del faldón que ha lucido este viernes la Virgen. También, el Cristo estrenó nuevos faldones. Su imagen fue llevada 'a varal'.
Acudir a la procesión en su salida desde la Catedral permitió a muchos fieles comprobar el resultado de los trabajos que en el templo se están ejecutando desde el pasado noviembre. Tras el Triduo Pascual, la iglesia volverá a cerrar para que se completen estas mejoras.
Abriendo el Santo Entierro, la cofradía Padre Jesús Cautivo y Resucitado salió del templo sobre las 20.20 horas. Si en 2023 la procesión comenzaba siendo todavía de día, en esta ocasión los cofrades iniciaron el recorrido en horario nocturno y con una gran carga de polvo en el ambiente, lo que todavía impresionó más a los asistentes. Muchos pasaron de charlar animadamente mientras esperaban la salida de las imágenes a guardar un sepulcral silencio cuando éstas comenzaron a procesionar. Cada vez que los costaleros cargaban los pasos, su esfuerzo era reconocido con grandes aplausos.
«Vámonos al cielo con él», gritó el capataz de la primera cofradía.
Un costalero del Cautivo explicó cómo él y sus compañeros tendrían que soportar unos 35 kilos de peso cada uno desde la Catedral hasta el final de la procesión.
Una vez este Cristo enfiló la calle, diez minutos después apareció la imponente imagen de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder. Una tras otra, las agrupaciones religiosas fueron saliendo del templo para recorrer las angostas calles de Dalt Vila. Tras la espera frente a la iglesia de Santo Domingo, la cofradía del Santísimo Cristo del Cementerio -la más antigua de Ibiza puesto que se creó en 1880- se incorporó al Santo Entierro. Este año lo hizo también desde allí la cofradía Nuestra Señora de los Dolores puesto que las obras en la Catedral modificaron esta Semana Santa su ubicación habitual.
La Agrupación Musical Yacente Ibiza, participante también en la procesión, comentó antes de salir cómo había sido su experiencia en Ronda, donde fue contratada para participar en la procesión del Ecce Homo, este Jueves Santo. La lluvia les impidió salir, teniendo que hacer la estación de penitencia dentro de la iglesia. A pesar de este contratiempo, los músicos destacaron que habían vuelto «con muy sabor de boca», pensando ya en regresar a Ronda el próximo año.
Miles de personas han abarrotado este viernes las calles de Dalt Vila para disfrutar de la procesión del Santo Entierro, algunas aguardando durante horas para ver pasar los pasos de las cofradías de Ibiza.