Con el recientemente otorgado premio Ramon Llull en el bolsillo, el diseñador ibicenco Tony Bonet ultima los detalles de su nueva colección, que presentará este sábado en la Pasarela Adlib en Sa Pedrera de Sant Antoni. Entre hilos, agujas y telas, Bonet da forma a 'Morir de glamour', una propuesta tan personal como transgresora que funde la esencia de la moda Adlib con la energía irreverente del rock.
«Fue toda una sorpresa cuando recibí la llamada del equipo de presidencia para darme la noticia. No me lo podía creer», confiesa sobre el galardón concedido por el Govern balear. «Sin embargo, para mí el premio más grande es cuando una clienta confía en mí para que le haga su vestido de novia».
Bonet, fiel a sus raíces artesanales y a su método de trabajo meticuloso, comenzó a preparar los primeros bocetos de la colección en noviembre, durante un tiempo de baja. «Soy de la vieja escuela», afirma. La idea de rendir un tributo a sus iconos musicales, pronto se convirtió en una travesía creativa compleja. «Soy muy ecléctico —soy fan desde Lola Flores hasta Marilyn Manson, pasando por Guns N’ Roses o Skunk Anansie— y se convirtió en todo un reto».
Una estrella del rock
La premisa estética de Morir de glamour es tan potente como sugerente: «La colección se inspira en la idea de una estrella del rock que se ha quedado dormida y solo tiene cinco minutos para arreglarse con lo que tiene en el fondo del armario, pero manteniendo su esencia, para ir a un evento». Eso sí, el diseñador advierte que «eso no significa que lo que vamos a sacar no esté estudiado hasta el último milímetro, soy un ‘nazi del detalle’».
Foto: Toni P.
La colección se divide en diferentes bloques: por un lado, las entoladas, piezas influenciadas por el grunge de los años 90 como 'Courtney Love'; por otro, las lagrimosas, inspiradas en las grandes baladas del rock. Habrá homenajes explícitos a iconos musicales en algunas prendas, mientras que en otras los guiños serán tan sutiles que solo los ojos más entrenados podrán detectarlos. «He fantaseado con ideas como hacerles el vestuario para la boda de Marilyn Manson y Ditta Von Teese o que Lola Flores me encargue un vestido de cola: un cóctel un poco ‘friky-monster’ (risas)».
Desde el punto de vista técnico, Bonet sigue reivindicando los orígenes de la moda Adlib y su propia herencia familiar. «Las técnicas que usamos siempre parten del origen de la moda Adlib, así como de las enseñanzas de mi abuela: no hay que tirar nada. Por eso hay prendas confeccionadas a partir de retales de telas y de puntillas». La reutilización de materiales y el patchwork siguen siendo una constante, aunque este año introduce elementos nuevos, como estampados de color ocultos bajo las texturas o volúmenes sorprendentes. «Una de las faldas tiene hasta 100 metros de puntilla unidas una por una de arriba a abajo», explica con orgullo. También se incluye una blusa inspirada en el gipó tradicional ibicenco.
Bonet define esta colección como diferente, más elegante y más rock que en ediciones anteriores. «Siempre me ha gustado experimentar y este año hemos ido hacia una línea más elegante, más rock, mezclando formas clásicas pero evolucionadas. Trabajando mucho la parte del patronaje y el detalle en la confección». Y aunque se considera un purista, también defiende la necesidad de evolucionar: «Me gusta estudiar la tradición y las técnicas ancestrales a la vez que pienso que hay que adaptarlas a los nuevos movimientos».
«Libertad, esencia y tradición»
Para él, Adlib sigue siendo sinónimo de «libertad, esencia y tradición». Incluso el estilismo que se verá sobre la pasarela refleja esta filosofía híbrida: «Absolutamente todo lo que tiene que ver con la ropa pasa por mis manos. En los elementos del estilismo también intervengo, aunque no se me caen los anillos a la hora de reconocer que aquí sí puedo ‘costumizar’ alguna cosa».
Con Morir de glamour, Tony Bonet lanza una crítica directa a la figura del fashion victim: «Esa persona que necesita ir a la moda aunque vaya hecho un mamarracho». Frente a eso, él reivindica el estilo propio, genuino, y recuerda su decisión de dedicarse también a vestir novias: «Para mantener la esencia de la novia que no quiere que la vista de princesa porque no lo es y me pide un estilo más cercano a su tribu urbana».
Este sábado, la Pasarela Adlib volverá a ser escenario de esa visión única que Tony Bonet lleva años cultivando: rock, elegancia, memoria y rebeldía cosidos con la misma puntada y con una banda sonora que no dejará a nadie indiferente.