Este sábado, coincidiendo con el centenario del nacimiento de Eduard Micus (Höxter, 12 de julio de 1925), se inauguró en el Espacio Micus, en Jesús, una exposición conmemorativa muy esperada. La cita, que tuvo lugar entre las 19:00 y las 22:00, rindió homenaje al legado de este pintor alemán que, tras formarse en la Academia de Stuttgart con Willi Baumeister, se instaló en la isla en 1972 y transformó una antigua casa payesa en su hogar y estudio artístico.
La muestra, comisariada por su hija Katja Micus, ofrece un recorrido por las distintas etapas creativas del artista: desde los primeros lienzos marcados por la simetría axial hasta sus característicos ‘coudrages’, piezas cosidas que exploran la tensión entre equilibrio y ruptura. En la sala principal, dispuesta con la austeridad y la claridad que definieron tanto la obra como el espacio vital de Micus, se exponen obras representativas de más de cuatro décadas de trayectoria.
Para acompañar la obra del homenajeado en el día de su inauguración, se incluyeron dos piezas, una a la flauta y otra en forma de baile, lo que subrayó la continuidad de una sensibilidad artística compartida. El Espacio Micus, concebido por el propio artista en 1989 como un lugar de diálogo entre el arte, la arquitectura y la luz natural de la isla, se convirtió así en un punto de reencuentro entre generaciones y lenguajes creativos.
A la inauguración asistió un numeroso público, entre el que se encontraba una destacada representación del mundo cultural de Ibiza. Galeristas, artistas, coleccionistas, músicos y otros agentes del ámbito artístico local, nacional o internacional acudieron al acto, en el que pudo percibirse el aprecio y la memoria viva que aún suscita la figura de Micus en la isla. Entre los visitantes se encontraba el prestigioso poeta Antonio Colinas o el artista ibicenco Pedro Asensio.
Durante la tarde, los visitantes recorrieron las estancias del espacio en un ambiente marcado por el respeto, la contemplación y el recuerdo. La disposición de las obras permitió redescubrir aspectos esenciales del trabajo de Micus, como su tratamiento del color, su uso de materiales diversos –madera, lienzo, hilos, aluminio– y su insistencia en explorar la dualidad como motor creativo: lo sereno frente a lo activo, lo inalterado frente a lo intervenido.
El acto de apertura también incluyó un breve discurso de Kayja. La exposición permanecerá abierta al público hasta finales de año con entrada gratuita, como es habitual en el centro.
Con esta muestra, el Espacio Micus no solo rindió homenaje a la figura de su fundador en el centenario de su nacimiento, sino que reafirmó su compromiso con la difusión del arte contemporáneo en la isla y con el legado de uno de los creadores más singulares que han hecho de Ibiza su hogar.