Aunque discreto, el pepino es uno de los productos más presentes en las bolsas de la compra durante los meses de verano. Fresco, barato y fácil de preparar, se cuela en ensaladas, gazpachos o como acompañamiento sencillo para los platos del día a día. En el mercado, este viernes se vendía a 3,50 euros el kilo, aunque en otros puestos podía encontrarse a algo más.
«Ahora en verano se vende bastante bien. No es lo que más salida tiene, pero cada día cae alguna caja», cuenta María, una frutera que trabaja en uno de los puestos. «Lo pide sobre todo gente mayor, o quien viene con lista y lo tiene apuntado para el gazpacho», explica. A media mañana ya le habían comprado unos cuatro o cinco kilos. «Salen más los que están más firmes y rectos, la gente los toca mucho», añade.
De origen local en esta época, la mayoría de los pepinos que se encuentran en los puestos proceden del interior de la isla o de otras zonas de Baleares. «Los nuestros vienen de una finca de Sant Rafel. Son más pequeños que los que vienen de fuera, pero tienen más sabor», asegura María. A veces, sin embargo, llegan mezclados con producto de la península, especialmente si hay días de mucha demanda.
Un cliente, Miguel, de unos 60 años, se lleva tres pepinos junto a un par de tomates y una cebolla tierna. «Es para la ensalada del mediodía. Con el calor que hace, no apetece otra cosa», comenta. Él dice que siempre los pela, «por si acaso amargan», aunque reconoce que ahora salen buenos. «Lo importante es que estén crujientes. Si los dejas un par de días fuera de la nevera, ya no valen», asegura.
Con más del 95% de su contenido en agua, el pepino tiene pocas calorías y es habitual en las dietas ligeras. También aporta algo de fibra, potasio y vitamina C. En el mercado no suele ser de los más llamativos, pero casi nunca falta.
Para que aguante en casa, se recomienda guardarlo en la nevera, pero en la zona menos fría. En el cajón de las verduras puede conservarse en buen estado hasta una semana si no se parte. Una vez abierto, conviene envolverlo en film o meterlo en un táper para que no se reseque.
Los pepinos que se venden estos días son en su mayoría de origen nacional, y muchos llegan de la península, aunque algunos comercios también reciben producto local, algo menos abundante.
«Es un producto sencillo, de los de toda la vida», resume la dependienta mientras coloca unos cuantos más en el cajón. «No destaca, pero al final siempre se va vendiendo».
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