En Las Dalias, el histórico mercadillo de Sant Carles, el final de temporada no se cierra con un candado, sino con un abrazo colectivo. Este jueves, decenas de personas, entre artesanos, vendedores, músicos y trabajadores, se reunieron para celebrar Family Day, una jornada que ya es tradición en la que la comunidad da las gracias por el año vivido y se prepara para el siguiente.
La jornada empezó con el ‘Pago a la Tierra’, una ceremonia guiada por María Valdivia, chilena y guardiana de esta tradición ancestral que conecta a las personas con la naturaleza. «Convoco a la gente para que venga a agradecer por la cosecha, por lo que hemos sembrado y cosechado durante el año», explicaba.
En un altar cubierto de flores, frutas, vino, pan y semillas, se rindió homenaje a la Pachamama y también a quienes ya no están. «Siempre ponemos un altar a la gente que ha partido, con los que estuvieron en el mercadillo y ahora son estrellas. Está el padre de Juanito, por ejemplo, y otros compañeros que han formado parte de esta historia», contaba mientras los asistentes colocaban sus ofrendas.
«No venimos a vender, venimos a festejar, y lo más bonito es que el festejo comienza con el agradecimiento», añadía María.
Otra temporada más
Juan Fernando Marijuan, más conocido como Juanito de Las Dalias, es el alma visible del mercadillo. Hijo del fundador, lleva toda la vida ligado al lugar. «Mi padre fue el que comenzó todo esto en 1954», contaba mientras miraba la foto de su padre en el centro del altar. «Este día es para dar las gracias por la temporada, por lo que tenemos, por o que somos. También es un día para olvidar rencillas, perdonarlo todo y empezar de nuevo», subrayaba.
El Family Day no es un evento abierto al público en general. «Es más una reunión interna de los puestos, los vecinos y de los que están cada día en Las Dalias». Después, la fiesta continúa con una gran comida, bebida, música y baile.
El homenaje a Yaron Marko
Uno de los momentos más esperados de la jornada fue el homenaje a Yaron Marko, músico y artesano israelí, que ha formado parte de la historia de Las Dalias desde los años ochenta. Durante su discurso, Juanito recordó la figura del artesano.
«Hoy homenajeamos a alguien que ha crecido con nosotros durante estos 40 años, alguien que ha vivido al ritmo de Las Dalias, comenzó diciendo Juanito. «Yaron llegó a Ibiza en 1976, con 23 años y un par de bongos debajo del brazo. Fue nada menos que el precursor del falafel en Las Dalias. Recuerdo que probé el falafel por primera vez y le dije que estaba malísimo, pero él insistió. Y tenía razón, se vendían como churros», contó.
También recordó su puesto junto a la escalera del jardín, «una escuela de música» llena de instrumentos del mundo, como las kalimbas, tambores o gongs. Hoy celebramos a un amigo que hizo del sonido un puente entre generaciones»
Yaron Marko
El artesano llegó a Ibiza en 1976 y en 1985 comenzó a trabajar en Las Dalias. «Las Dalias fueron el punto donde realmente cambió algo en Ibiza, puso a la isla en el mapa mundial», recordaba.
Durante décadas, fue una figura constante entre los puestos. Entre todas sus obras, elaboraba tambores ceremoniales, piezas únicas que, según él »cada persona puede usar como quiera».
Ya jubilado, Yaron sigue vinculado a la familia de Las Dalias. «Aquí, como en todas las familias, hay momentos buenos y malos, pero la mayoría son buenos. Peleamos poco», decía entre risas.
Sobre el futuro del mercadillo, añadía que «Las Dalias y yo nacimos el mismo año, en 1954. Yo no sé cuál será mi futuro, pero el de Las Dalias está asegurado, es una referencia mundial y sigue conservando su esencia».
Una tradición que mezcla raíces
El origen del Family Day se remonta a los años ochenta, cuando se incorporó esta ceremonia de agradecimiento. «La idea vino de Isabel Lambour, una amiga guatemalteca muy ligada a las culturas mayas y al respeto por la tierra», explicaba Juanito. «Aquí siempre hemos tenido influencias de muchos lugares del mundo. Han pasado más de ochenta nacionalidades por Las Dalias».
Esa diversidad se refleja en todo lo que ocurre dentro del recinto, en los acentos, en los puestos, en la música y en el ambiente. «Es un día que te llega al corazón», reconocía Juanito.