Santa Gertrudis vivió este domingo su día grande de las fiestas patronales con una impresionante asistencia de vecinos y visitantes, que no quisieron perderse los actos principales de la jornada. A pesar de que la previsión meteorológica apuntaba a lluvias intermitentes, el pueblo logró esquivar los chubascos, permitiendo que la celebración se desarrollara con normalidad y un ambiente plenamente festivo.
Misa
A las 12.00 horas tuvo lugar la misa solemne en honor a la patrona, un oficio muy concurrido dirigido por el obispo de Ibiza y Formentera, Vicent Ribas, que llenó la iglesia del pueblo y en el que se pudieron ver numerosas autoridades locales, como el presidente del Consell, Vicent Marí, o la alcaldesa de Santa Eulària, Carmen Ferrer, así como familias del municipio y fieles que, como cada año, mantienen viva la tradición.
El templo acogió una ceremonia emotiva de más de una hora en la que se recordó el valor comunitario de estas fiestas y el arraigo histórico de Santa Gertrudis en el corazón de la isla. Tras la misa, la imagen de la santa salió en procesión por las calles del pueblo acompañada del resto de imágenes. Vecinos y devotos acompañaron el recorrido, marcado por el sonido de las campanas y el ritmo pausado de los portadores. La procesión recorrió el pueblo donde se mezclaron solemnidad y sentimiento popular. El cielo, que amenazaba lluvia desde primera hora, se abrió al paso de la comitiva y permitió mantener el itinerario sin alteraciones.
‘Ball pagès’
Al finalizar la procesión, en la plaza tuvo lugar el tradicional baile payés, a cargo del Grup de Balls Tradicionals Santa Gertrudis. Los balladors, ataviados con la indumentaria típica, interpretaron varias piezas del folclore ibicenco, que fueron seguidas con atención por el público que abarrotó la plaza del pueblo. Los repiques de castanyoles, los saltos y los giros de los balladors aportaron el colorido habitual a uno de los momentos más queridos de estas celebraciones.
Con estos actos, Santa Gertrudis volvió a reafirmar la fuerza de su tradición y el compromiso de sus vecinos con unas fiestas que, año tras año, mantienen su carácter auténtico. El día grande, que finalmente logró esquivar la lluvia, se cerró con un ambiente alegre y festivo, marcando el tono de una de las celebraciones más significativas del calendario local.