El ruido constante como el que produce la turbina de un avión de grandes dimensiones y el humo proveniente de las chimeneas de la planta de Gesa Endesa en es Ca Marí siguen perjudicando la calidad de vida de los vecinos de la zona.
A este hecho se suma que el pasado domingo a primera hora de la mañana pudieron observar una columna de humo blanco que salía de las instalaciones de la empresa eléctrica y un fuerte olor a quemado.
Según explicó a PERIÓDICO de IBIZA Y FORMENTERA Rita Costa, miembro de la agrupación vecinal de la localidad, «cuando detectamos el humo llamamos al 112, no se presentó nadie y en la planta no había ningún operario».
Para la portavoz, «hace años que venimos reclamando y no hemos obtenido ninguna solución, la turbina está en marcha la mayor parte del día, el ruido es insoportable, así como el humo de las chimeneas que te intoxica, lo que nos obliga en verano a tirar de aire acondicionado, cerrar la casa y evitar que los niños jueguen fuera».
Desde hace años los vecinos vienen presentando síntomas físicos y psíquicos por el hecho de vivir cerca de la planta eléctrica.
Problemas nerviosos
Problemas nerviosos, dolores de cabeza, dificultades a la hora de conciliar el sueño, así como trastornos respiratorios en pequeños y mayores que los han obligado a acudir en más de una ocasión al Servicio de Urgencias del Hospital de Formentera.
Todos esos partes médicos fueron presentados en los escritos remitidos a la empresa Gesa a través de abogados, así como las reclamaciones pertinentes sobre ruidos y olores, «sin embargo ellos dicen que el recinto internamente cumple con la normativa en materia de ruidos pero consideramos que no se han tomado medidas en el exterior, ya que varias sonometrías que se han encargado indican que superan el volumen permitido, así que después de muchos años de reclamar seguimos igual, nos habían prometido el tercer cable submarino para 2015 y ahora nos dicen que para 2017», apuntó Rita Costa.
Para esta vecina de la planta eléctrica, «hay que añadir que el nivel de peligrosidad se incrementa, ya que la central cuenta con grandes depósitos de combustible que se cargan con varios camiones tráileres diarios y a esto debemos sumar que a escasos metros se encuentra el predio que ocupa la distribuidora de gas butano, si pasara algo esto sería un auténtico polvorín».
Los vecinos seguirán insistiendo en sus reclamaciones y esperan una solución urgente para un problema que se alarga en el tiempo y que consideran es «un auténtico desastre».