Marcos Ribas Torres (Formentera, 1976) es el nuevo presidente de la Cooperativa del Camp de Formentera, después de la renuncia el pasado mes de noviembre del primer presidente e impulsor de la asociación, Jaume Escandell. La organización se reactivó hace siete años, después de décadas de inactividad, y en este tiempo ha recuperado para el cultivo 274 hectáreas, que forman parte del fondo de tierras, una iniciativa de cesión gratuita de fincas rurales por parte de más de 400 socios.
Desde su reactivación, la cooperativa ha construido una nave industrial, dispone de maquinaria agrícola y diversos proyectos a punto de ver la luz, gracias a su actividad asociativa y al soporte económico del Consell de Formentera.
— ¿Cómo llega usted a la presidencia de la Cooperativa del Camp de Formentera?
— Hacía años que estaba como vocal en la directiva y nuestro expresidente, Jaume Escandell, quiso dar un paso atrás y la junta rectora me propuso si quería entrar como nuevo presidente. Hace años que estoy en el tema de la recuperación del campo y acepté entrar, con la voluntad de ayudar a seguir con la labor hecha hasta ahora.
— La gente de su generación ha vivido la enorme transformación del campo de la isla en las últimas décadas. Por una parte, el abandono del campo y, después, la recuperación de este de forma prácticamente urgente.
— Se tardó muchos años en reactivar la cooperativa, la verdad. Jaume Escandell hizo un gran trabajo y eso ha permitido reactivar unos campos que se habían abandonado por la actividad turística. Teníamos unos tercios llenos de colchones, somieres, todo tipo de porquería y paredes payesas que se iban cayendo, que daban muy mala imagen de Formentera. Actualmente los campos de la isla lucen espléndidos, labrados, sembrados y cuidados, da gusto verlos. Se ha hecho un buen trabajo de recuperación.
— En estos años, la respuesta por parte de propietarios, por lo que respecta a la cesión de terrenos de cultivo, ha sido espectacular. ¿Cómo lo valora?
— Hay mucha gente que no puede o no quiere trabajar sus terrenos y la cooperativa ha sido la solución para que estos sigan activos, al tiempo que a nosotros nos permite trabajarlos. También estamos recuperando buena parte de los terrenos abandonados de la finca pública de Can Marroig, cedidos por el Govern Balear. Allí estamos cultivando hierbas aromáticas para la elaboración de licor de hierbas y una gran plantación de higueras, para poder ofrecer higos de Formentera en todas sus variedades, tanto frescos como elaborados.
— El campo de Formentera tiene una serie de productos únicos que no se comercializan. ¿Tiene intención la cooperativa poder darle salida a esos productos de alguna manera?
— Tenemos gran cantidad de cereales, las panaderías de la isla nos piden mucho blat xeixa, de gran calidad y tradición en la isla. También pequeños productores de aceite, huerta o carne y estamos intentando poner esos productos en valor.
— En esta recuperación del campo ha jugado un papel determinante la implicación del Consell de Formentera.
— Por supuesto, montar una cooperativa es muy complicado y la implicación institucional ha sido un gran respaldo.
— Uno de los asuntos que dejó sobre la mesa, Jaume Escandell, fue la construcción de una almazara (trull) para la obtención de aceite de oliva. ¿Cómo está este asunto?
— Construir un trull no es decirlo y hacerlo, se necesita una ubicación, una serie de documentación, cumplir unas normas, registros y ahora ya tenemos el proyecto entregado en el Consell y solo falta hacer la obra que irá detrás de la nave de la Cooperativa. Quiero pensar que si no esta temporada, la siguiente ya podamos estar haciendo aceite en Formentera y con un poco de suerte, quizás este mismo año 2022.
— ¿Por qué es tan importante el tema del trull para la Cooperativa?
— Empezamos 3 o 4 a sembrar olivos y ahora somos muchos, teníamos que ir a Ibiza a extraer el aceite, pero desde hace unos años Ibiza tiene su propia Denominación de Origen y ya no pueden moler aceituna que no sea suya y solo queda un molino fuera de la denominación. Además recolectar, llevar a Ibiza, moler y retornar el caldo a Formentera es económicamente inviable. Con molino propio el ahorro de costes será considerable.
— ¿Qué otros proyectos asume usted como nuevo presidente?
— La Cooperativa tenía una serie de proyectos en marcha, que se trata de ir cerrando. Uno de ellos es el molino harinero de consumo humano, que ya está montado y en breve podremos empezar a moler y a sacar material. Otro es un obrador que nos están pidiendo los pequeños productores, que ya está el proyecto acabado, aunque aún tardará un tiempo en ponerse en marcha. Y otro es el crear la marca Formentera, que no vamos a tardar mucho, a ella se podrá adherir todo el producto local de pequeño productor, para que se puedan identificar en todos los establecimientos que vendan o trabajen con producto local.