El Consell de Formentera vivirá este viernes una jornada histórica con la celebración del primer pleno en el que un presidente escogido por las urnas, Llorenç Córdoba, pasará a la oposición por la vía de la moción de censura. El acuerdo adoptado entre Sa Unió, GxF y el PSOE facilitará un gobierno en minoría de la coalición con la que Córdoba concurrió a las elecciones de mayo de 2023. Un gobierno que presidirá el número seis de aquella candidatura, Óscar Portas, que ha sido el elegido por la oposición para ocupar este cargo, si todo va bien, hasta 2027.
La sesión comenzará a las 12.00 horas y, una vez celebrada, el Consell contará con un nuevo gobierno y una oposición con un miembro más, Córdoba, que, a priori, tendrá en su mano la posibilidad de condicionar parte del trabajo de Sa Unió. Nadie puede asegurar que GxF y el PSOE vayan a dar el visto bueno a todo aquello que la coalición tenga que someter al dictamen del pleno por lo que es de esperar que sea Córdoba el que, con su único voto, decida al respecto.
El pleno
La moción de censura se rige por lo dispuesto en la Ley Orgánica de Régimen Electoral General (LOREG) y por la Ley de Consells. Así, el pleno comenzará con la creación de la mesa de edad, constituida por los consellers de mayor y menor edad y que dará lectura al texto de la moción registrado por Sa Unió, GxF y el PSOE. La mesa dará entonces la palabra al candidato a la presidencia del Consell, Óscar Portas; a Llorenç Córdoba y a los portavoces de los grupos de la Corporación. Tras estas intervenciones tendrá lugar la votación de la moción de censura que, una vez aprobada, convertirá a Portas en presidente y a Córdoba en conseller no adscrito en la oposición.
Antecedente
No es la primera vez que un gobierno de Formentera cae con una moción de censura. Siendo alcalde, el popular Juanma Costa pasó en 2005 por la misma situación tras la decisión del líder del PREF, Cándido Valladolid, de romper el gobierno con el PP y el GUIF para apoyar otro formado por la COP y el PSOE. Sí es, sin embargo, la primera vez que en Baleares el presidente de un consell insular es desalojado del poder a través de esta fórmula.
Con esta moción de censura se pone fin a la primera parte de una legislatura que comenzó con la victoria de Sa Unió en las urnas y la formación de un gobierno con mayoría absoluta que, de cara a la galería, trabajó bien hasta el mes de noviembre. Fue entonces cuando el presidente envió a los medios un críptico mensaje indicando que barajaba la posibilidad de dejar de apoyar «incondicionalmente» al Govern de Marga Prohens como diputado en el Parlament. Días más tarde, Córdoba se escudó en sus dudas sobre el cumplimiento que daría el Govern a los acuerdos era Formentera alcanzados con él. Algo desmintió el conseller del Mar y del Ciclo del Agua, Juan Manuel Lafuente, al explicar ante el Pleno del Parlament las inversiones previstas en la isla y su estado de tramitación en aquel momento.
Poco después se conoció que Córdoba pretendía cobrar un sobresueldo y que este fuera abonado por el Govern, aunque tuviera que recurrir a unos supuestos «fondos reservados» para pagarlo. Paralelamente, comenzó a visibilizarse el enfrentamiento interno entre Llorenç Córdoba y su número 2 en el gobierno insular, José Alcaraz, del PP. Enfrentamiento que se saldó con la expulsión de Córdoba de Sa Unió y el cese, por parte de este, de José Alcaraz como conseller del gobierno formenterés.
Capítulo destacado en la crisis fue también la adjudicación de parte de los chiringuitos de playa a la que Córdoba, con dos informe jurídicos a su favor, se oponía. El presidente tuvo que apartarse tras ser recusado por parte de algunos empresarios y fueron tres consellers de Sa Unió los que dieron luz verde a la adjudicación en la Junta de Gobierno insular. Posteriormente, la coalición denunció a Córdoba ante la Fiscalía Anticorrupción y este hizo lo mismo, aunque sin apuntar a nadie en concreto y metiendo también en su denuncia posibles irregularidades que habrían sido cometidas por el anterior gobierno del Consell, de GxF y el PSOE. Estas denuncias se han saldado, de momento, con la visita de la UCO al Consell el pasado mes de octubre y el interrogatorio de varios consellers y funcionarios.
Este año y medio de tensiones ha sido observado desde la oposición sin la intención de ayudar en ningún momento a Sa Unió a solventar el problema con una moción de censura. Ha sido necesario el informe de la comisión de seguimiento del Código Ético para que ambas formaciones hayan aceptado participar en el desalojo de Córdoba de la presidencia insular. Poniendo, eso sí, dos condiciones: la dimisión de José Alcaraz de su cargo como conseller y el nombramiento de Óscar Portas como nuevo presidente. Algo que Sa Unió ha aceptado, no sin mostrar su desacuerdo. Sobre todo en lo relativo a la dimisión de Alcaraz, al que ahora podrían repescar con algún cargo de confianza, aunque él mismo lo haya rechazado de antemano.
Así las cosas, el Consell de Formentera entrará a partir de este viernes en una nueva etapa que, a buen seguro, no estará exenta de problemas. Es fácil afirmar que gobernar vía diálogo es más beneficioso para el ciudadano que hacer lo contrario. Pero la coalición estará sometida en buena parte de su trabajo al dictamen de la oposición. Y cuesta creer que la izquierda vaya a compartir el ideario principal de los conservadores hasta el final de la legislatura.