El Consell de Formentera ha iniciado los trámites para ejecutar de manera subsidiaria los trabajos de retirada del velero Helisara, que lleva más de seis meses encallado sobre las rocas, en la playa de Illetes.
Este navío, que se encuentra encallado junto al Molí de Sal, es un velero que fue mandado construir por encargo del ya fallecido director de orquesta, Herbert Von Karajan, apasionado de la navegación y las regatas. Es curiosa la historia de este famoso director austríaco, vinculado al nazismo, que según relatan algunos, fue juzgado por un tribunal de desnazificación austríaco y resultó absuelto gracias a un sonado fracaso que había tenido lugar años antes, cuando actuó delante del Führer ofreciendo un concierto estrepitosamente nefasto y que lo alejó de él para siempre, rompiendo la amistad que les unía y permitiendo desvincular al director de los crímenes del nazismo.
Si la historia del propietario del velero es curiosa, más lo es dónde ha acabado el barco y en qué condiciones. Al encontrarse varado en las rocas de la parte de poniente, del parque natural de ses Salines de Formentera, el acceso al mismo es relativamente sencillo y son muchos los turistas y curiosos que deciden acercarse e incluso no dudan en subirse a la barcaza, escudriñar el interior de la misma o alzarse hasta el mástil para conseguir una fotografía. Hace unos meses, alguien decidió pintar sobre su casco la frase Tourist go home, que hoy apenas es inteligible porque el sol la ha borrado y que, de serlo, no impediría esta procesión constante de turistas hacia el barco.
Si tras el gran temporal que sufrió la isla el pasado mes de agosto y que trajo hasta la costa cerca de medio centenar de barcos los curiosos se arremolinaban a ver la imagen dantesca de los buques varados, ahora el Helisara se ha convertido en un punto que no sólo se ve sino que permite subirse a bordo con los peligros que ello conlleva. «Nunca había tenido la oportunidad de subir a bordo de un velero» es el argumento más esgrimido cuando este rotativo pregunta a los turistas el motivo de subir al barco y hacerse fotografías. Otros visitantes del velero explicaban: «Imagino que pronto lo quitarán, así que hay que aprovechar y hacer la foto ahora». La cultura del ‘aquí y ahora’ apremia y tras la pregunta de «¿Creéis que es legal subirse a un barco que está encallado?», la mayoría de los preguntados se encoge de hombros y asevera no habérselo planteado: «Si está aquí y puedes subir, por qué ¿no?, si no, pondría seguridad», explican.
Otras preguntas que también parecen cogerles desprevenidos es si les parece seguro subir a un barco desconociendo las condiciones en las que se encuentra: «Es un momento, hacemos la fotografía y nos vamos; realmente no creo que pase nada, se le ve muy nuevo», afirman algunos con rotundidad. La realidad es que el velero que lleva seis meses pudriéndose en la costa de Formentera se ha convertido en una auténtica atracción turística.
Y luego no vayas tu y pises sin querer un trocito de boga o de la zona del puente para pasar a la playa que te llevas todos los pitos del socorrista mínimo! y esto pudriéndose y dejando porqueria en el agua, no saben contactar con el dueño y embargarle hasta que lo saque? o sacarlo y pasarle la factura? que vergüenza!