I sabel Navas dejó Madrid pero trajo en sus maletas las mismas convicciones y esperanzas con las que abandonó la capital de España. Ahora, en el Departamento de la Mujer de la Unión Sindical Obrera, (USO), lucha porque la igualdad entre hombres y mujeres se desvincule del término utopía. Para ello sabe que «aún queda mucho trabajo por hacer» y «Lo primero es, sin duda, que tomemos conciencia de nuestras capacidades y dejemos de infravalorarnos. Hay que actuar y abandonar la pasividad que hasta ahora nos ha caracterizado», señala.
Las barreras a derribar son numerosas: «Los salarios siguen siendo más bajos que los de los hombres; existen todavía categorías 'femeninas' de menor cualificación,remuneración y prestigio social; el paro y las contrataciones en precario nos afectan en mayor medida, a lo que hay que sumar que tenemos más obstáculos para acceder a puestos de superior categoría y responsabilidad». Una situación que no deja de ser cercana: el número de afiliadas del sindicato -unas 200- triplica al de los hombres, contexto que sería enormemente positivo si las circunstancias que propician dicho compromiso fuesen diferentes a «problemas derivados de las relaciones laborales».
Una larga lista de realidades que se pretende erradicar desde «el fomento del asociacionismo entre mujeres y la información». De ahí que, desde la central sindical se abogue por «una cultura de prevención; que el remedio llegue antes que la enfermedad y no al contrario».