Cambiaron sus vehículos habituales, el edificio inteligente en el que combinan rutina y esfuerzo, y los bolígrafos o lapiceros por caballos, una iglesia y tenedores. Los trabajadores del Consell, y en general, la mayoría de los funcionarios de la Administración, celebraron ayer con una jornada de puertas cerradas la festividad de su patrona, Santa Rita de Casia. Y lo hicieron por todo lo alto. A las nueve de la mañana una eucaristía en la parroquia de Santa Gertrudis convocó a los devotos más madrugadores, que decidieron tras la misa irse a desayunar. Un paseo en barca y una excursión ecuestre que partía desde la finca de Can Mayans fueron los protagonistas de la tarde hasta dar cuenta, a partir de las nueve y media de la noche, del menú que se había dispuesto para ellos en un restaurante de es Port de Sant Miquel.
No obstante, no todos gozaron de la misma suerte: la recepción del Consell contó con dos trabajadores de excepción que atendieron las llamadas de los numerosos ciudadanos que no habían hecho caso de los avisos sobre esta fecha inhábil en el Ejecutivo insular. También en el área de Economía y Hacienda algunos intentaban obviar este día de fiesta e incluso responsables del Patronato de la Moda ultimaban detalles del desfile en Formentera mientras la mayoría de los consellers optó por una jornada de trabajo algo más tranquila en su hogar, caso de la responsable de Medio Ambiente, Fanny Tur.