Ses Salines anochece cubierto de basura. Y es que los turistas no tienen ningún tipo de miramiento a la hora de lanzar en las dunas, en el párking y en la misma arema los vestigios de un día de playa. Cualquier visitante puede comprobar como, alrededor de las nueve de la noche, esta zona está cubierta de envoltorios de los alimentos, bolsas de basura y botellas de cristal, con el consiguiente peligro de incendio que esto supone. Además, son muchos los asiduos a la playa de ses Salines que dejan tirados en las dunas todo tipo de objetos que ellos mismos han transportado hasta el lugar, como sombrillas, sillas de plástico, hamacas e, incluso, barcas y colchonetas hinchables.
Los trabajadores de la Reserva Natural aseguran que el Ayuntamiento de Sant Josep envía a diario a sus trabajadores para sanear el lugar. No obstante, admiten que «resulta muy difícil» mantener esta zona limpia. En el último verano han proliferado los tiqueteros que reparten reducciones para las principales discotecas de la isla entre los turistas que se están tostando al sol. «A primera hora de la mañana el párking está forrado de 'flyers'» denuncia una de las integrantes del equipo de la Reserva. Asimismo, a pesar de que se repartan folletos informativos y bolsas de basura entre los visitantes de la playa y los que acuden a ella en barco, son muchos los que desoyen sus recomendaciones y no muestran ningún reparo a la hora de tirar los restos de un día de playa en ses Salines.
No obstante, los bidones situados en la arena aparecen cada tarde llenos gracias a que algunos de los turistas y residentes que escogen ses Salines para pasar un día son un poco más respetuosos con la Reserva Natural y se desplazan hasta estas papeleras para depositar su basura. Pero los trabajadores de la zona admiten que la zona de la playa «es más controlable» pero que es sumamente complicado controlar a la gente que se instala en las dunas o que pasa la jornada fondeado en el mar.