El policía local de Eivissa Agustín Arguedas, de 40 años, no se ha tomado ni un sólo día de vacaciones en el último año. Ha juntado todas sus libranzas para marcharse dos meses a Perú como cooperante de Asbal, la ONG ibicenca que él mismo preside, en labor humanitaria.
«En el retén, muchos de mis compañeros me apoyan y de vez en cuando colocamos un hucha para recoger fondos», señala. Esta será su quinta visita a la localidad andina, aunque en esta ocasión podrá hacer mucho más que en las anteriores, puesto que se marcha con cuatro millones en el bolsillo que ha aportado el Fons Pitiús de Cooperació, más otras ayudas de los ayuntamientos de Sant Josep y Santa Eulària. Además, claro está, de todos los donativos que los particulares han abonado en su cuenta corriente («Sa Nostra», 2051-0074-08-0380070392). Sin embargo, todo este dinero ya está invertido de antemano. Agustín no va a hacer turismo, tiene la intención de construir una biblioteca, una casa comunal y una escuela en la localidad de Varadero, además de rehabilitar nueve aulas de un centro educativo en San Lorenzo. Tiempo no le va a sobrar, desde luego.
Desde su fundación, hace ya cuatro años, Asbal ha trabajado siempre en Perú. En la actualidad mantiene cinco botiquines médicos en diversas regiones del país, además de mandar regularmente envíos de medicinas. El último salió hace aproximadamente un mes y era de 2.500 kilos. Entre los bultos se incluían varios cientos de vacunas contra la lesmaniosis humana, que permitirán curar de esta enfermedad mortal a 40 personas, como señala Agustín. Todas estas remesas se pueden mandar gracias a la colaboración de la ONG Apotecaris Solidaris, que se encarga de tramitar las solicitudes. El último en ayudar a Asbal ha sido el propio gerente de Can Misses, que les ha donado ocho equipos médicos: en las Pitiüses iban a ser reemplazadas por otros digitales, mientras que en Perú se consideran aparatos de última tecnología, explica este policía local.