J. M. R.
La Conselleria balear de Medi Ambient prevé actuaciones para
intentar «minimizar» el impacto acústico que produce la desaladora
de la ciudad de Eivissa, motivo de queja de los vecinos de Puig den
Valls desde que fue inaugurada el cinco de julio de 1994. La
titular de ese departamento aseguró que existe un proyecto para
insonorizar el motor diesel que abastece de energía a la planta, si
bien dijo ignorar cuándo se ejecutará.
Una de las posibilidades que se barajan para reducir el ruido, además de su insonorización, es la de conectar la planta a la estación eléctrica de Gesa, contigua y menos ruidosa que la propia desaladora.
Las protestas de los vecinos por el ruido que emite esa instalación son continuas. El pasado mes de marzo, los servicios técnicos del Ayuntamiento de Eivissa constataron que la desaladora produce una contaminación acústica superior a la permitida en la normativa municipal de medio ambiente. Se llegaron a medir ruidos que superan el límite legal de los 65 decibelios y que alcanzan, incluso, los 80. Ante esa situación, el alcalde de la ciudad, Xico Tarrés, anunció a los vecinos de Puig den Valls que defendería ante el Consorcio de Aguas la necesidad de buscar una solución que acabe con la molestias que sufren. Los vecinos ya se habían dirigido tanto a la institución municipal como al Consell Insular pidiendo que se solvente el problema, como también habían planteado a los equipos de gobierno anteriores sin recibir respuesta alguna, en una queja que se alarga ya un lustro si que se ponga remedio a la situación. El Ayuntamiento ibicenco también se puso en contacto con los responsables de la desaladora, a los que remitió una copia del informe de los servicios técnicos municipales.