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A la búsqueda de una situación relajante

Federico Cuevas, médico y profesor de educación física, imparte un curso de relajación para hacer olvidar el estrés

Federico Cuevas lleva 20 años estudiando las técnicas de relajación que presenta en el curso. Foto: V.F.

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Encontrar los caminos para relajarse en una sociedad caracterizada por el estrés conlleva un sobreesfuerzo y constancia. Las propias exigencias laborales no permiten disponer de tiempo para olvidarse de la agenda del día, la comida de los niños o la cita con el jefe de una determinada empresa con la que hay que firmar el contrato del siglo. El martes comenzará en la sala de yoga del Ibiza Club de Campo un curso de relajación encaminado a que los asistentes puedan desconectar de su rutina profesional diaria. Federico Cuevas, médico especialista en relajación y profesor de educación física, dará a conocer los secretos para lograr un estado de relax óptimo.

Una voz sugerente, una luz adecuada y música suave de fondo son los elementos imprescindibles con los que Federico Cuevas juega para relajar a los que de verdad quieren conseguirlo. «Las clases se estructuran en dos grados. El primero sirve para ir relajando progresivamente los músculos hasta sentir que el cuerpo pesa. Luego te olvidas completamente de él.

El segundo grado va más allá. Si se desea dar este paso, es necesario respirar lentamente, continuar la relajación de los músculos hasta llegar a los ojos y al centro de la frente. En este punto es cuando se le dice que se duerma. Pero para ello tiene que existir una buena relación entre el relajador y el relajado y, sobre todo, no tener miedo. Éste provoca la ansiedad y es mejor abandonar el proceso», señala el especialista.

El grado medio permite, pues, ir más allá de la relajación. Tras dar el segundo paso, dormirse, el siguiente es llevar a cabo las sugestiones que de antemano se ha planteado la persona. Por ejemplo, en ese estado de relax, el relajador le invita a asimilar, en aquel que quiere abandonar el hábito del tabaco, un mensaje: «el tabaco cada vez me gusta menos». La persona lo asimila en su subconsciente y le puede ayudar a dejar el hábito. «El segundo grado sirve para recuperar del subconsciente los momentos que pueden ayudar a pensar en positivo», añade el especialista.

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