El parque infantil de tránsito de Santa Gertrudis fue escenario ayer de la final insular del XXXVII Concurso Nacional de Educación Viaria en Parques Infantiles de Tránsito y la final balear del XXIII Concurso Nacional de Seguridad Viaria en Ciclomotor. Desde las 9'00 de la mañana las instalaciones de tráfico acogieron tanto las pruebas escritas como las prácticas que formaban parte de esta fase eliminatoria.
Los participantes, 86 escolares en total, acudían en representación de todos los colegios de los seis ayuntamientos de las Pitiüses. La fase de ayer sirvió para seleccionar a los dos alumnos con mejor puntuación de cada localidad, más los dos mejores en la modalidad de ciclomotor. En esta última categoría tan sólo participaron 7 estudiantes del municipio de Sant Josep, ya que el concurso de seguridad en ciclomotor para alumnos de 2º de ESO es rotativo y cada año se desarrolla en uno de los Ayuntamientos.
El director de las instalaciones, Antoni Arabí, comentó que la final desarrollada ayer consistía en una prueba escrita sobre normas de circulación de 10 preguntas teóricas para la modalidad de parque infantil y 35 en la de ciclomotor, una prueba de habilidad en bicicleta, para ver los reflejos y equilibrio y un circuito por el parque infantil en bicicleta y kart en el que cada participante tenía que demostrar sus aptitudes como conductor respetando las señales viarias, luminosas y las de los propios examinadores, que iban supervisando cada movimiento de los chavales restando puntos por cada fallo cometido. «El objetivo de este certamen es que los niños respeten y conozcan todas las normas de circulación y lo lleven a la práctica», dijo Arabí, quien añadió que este año el nivel era similar al de anteriores ediciones.
Sin embargo el monitor responsable del grupo de alumnos de Formentera comentó que en esta ocasión los representantes de su isla, a los que el Ayuntamiento, la Banca March y Carbónicas Tur obsequió con unos cascos de seguridad, lotes de regalos y material escolar, «han acudido mucho mejor preparados». Al preguntar sobre la dificultad de las pruebas entre los aspirantes a acudir a Lugo a la final había opiniones de todo tipo: unos decían que el examen había resultado fácil y otros complicado. Donde coincidían todos era en calificar de más divertida y sencilla la prueba práctica, «sobre todo la de los karts».