La reciente instalación de bandas sonoras a lo largo de la carretera PM-820 que va desde la Savina hasta la Mola no ha dejado satisfecho a la mayoría de usuarios, en especial a los profesionales de la conducción como taxistas, conductores de autobús o transportistas. La queja más generalizada es que, quien quiere, corre igual con o sin bandas sonoras y quienes no quieren tienenque sufrir a diario unas «molestias innecesarias».
Los taxistas y los empresarios de las compañías dedicadas tanto al transporte público como al discrecional se quejan de los efectos que provocan en sus vehículos estas instalaciones sobresalientes del nivel normal de la vía, que apenas reducen la velocidad pero sí dañan a la suspensión y desajustan algunos de sus elementos, provocando, por ejemplo, vibraciones y ruidos.
Asimismo, tal y como ha podido comprobar este rotativo, la presencia de las bandas sonoras en diversos tramos de la carreteras, que en muchos casos no parecen tener sentido y en ninguno de ellos están señalizadas con anterioridad, provocan también que muchos de los conductores intenten evitarlas en parte, invadiendo el arcén habilitado como carril bici, con el consiguiente peligro de los que circulan por él.
En más de una ocasión, los ciclistas o conductores de ciclomotores se ha visto abocado a echarse rápidamente a un lado ante la presencia de un vehículo, cosa que podría haber supuesto un importante daño físico si al caer chocan con alguno de los muros de piedra seca que bordean las vías. También el hecho de que muchos de los coches que circulan por Formentera sean de alquiler hace que sus conductores no pongan especial cuidado de los daños que las bandas puedan provocar en ellos.