A punto de cumplir dos años como presidenta del Consell Insular, Pilar Costa tiene a sus espaldas un balance con casi más decepciones que satisfacciones. Su decisión unilateral de cesar al conseller ecologista Joan Buades ha dejado a su equipo de gobierno en una situación precaria que le ha llevado a perder prácticamente todas las votaciones importantes que se han desarrollado desde entonces. Ello se debe también a la poca capacidad negociadora que ha demostrado desde entonces la progresista, pese a que en su corta carrera política había sido siempre alabada por las fuerzas de izquierda por su capacidad de consenso.
Desde que en abril de 2000 Buades fuera cesado y el Pacte quedara empatado a votos con el PP, los grandes proyectos de los progresistas se han ido quedando en la cuneta. Los progresistas consiguieron sacar adelante su buque insignia, la moratoria urbanística, y sólo porque Buades optó por abstenerse en vista de lo poco proteccionista que era la medida. Costa tuvo que hacer uso de su voto de calidad para sacar la norma cautelar adelante. El ecologista también acabó por pactar con los progresistas los presupuestos de 2001, pero en vista de la crisis que atraviesan actualmente las relaciones de ambas partes es difícil saber que pasará este otoño cuando se empiece a hablar de las cuentas de 2002.
Peor suerte han corrido otras iniciativas que el Pacte consideraba importantes para los ciudadanos de las Pitiüses. Recientemente fue rechazado el mini-presupuesto, es decir, un conjunto de inversiones a realizar con el dinero sobrante del año pasado. Aún más significativo fue el desliz de Costa a la hora de llevar a votación la aceptación de las competencias de carreteras sin tener en cuenta que precisaba de mayoría absoluta para sacarlas adelante. Como no la consiguió, volvió a llevar al pleno el asunto y, por segunda vez, vio cómo al Consell pitiuso se le escapaba la gestión de las carreteras.
Pero estas no son las únicas votaciones en las que ha comprobado que la oposición no está por la labor de ponérselo fácil. Tampoco pactó el reglamento de subvenciones de la institución, la modificación de plantilla o la creación de un consorcio intermunicipal. Todos estos proyectos están actualmente en suspenso, por no hablar de las mociones aprobadas por la oposición con el equipo de gobierno en contra.