Los socorristas de Cruz Roja de Eivissa que atienden a los bañistas de Platja d'en Bossa no daban crédito ayer a la avalancha de turistas que recurrieron a sus servicios para tratar de mitigar el escozor de las picaduras de medusa que invadieron la zona de baño. Hasta las seis de la tarde el puesto atendió cincuenta casos de ataques, «mientras que lo normal es atender unos 5 o 6 casos si es un día de medusas la playa», explicó Pep Tur, coordinador de Cruz Roja del Mar.
Una corriente cálida que haya arrastrado un banco de medusas hasta esta playa es la hipótesis con más peso para los socorristas. El momento crítico de ataque fue el comprendido entre las 11'00 y las 15'00 horas de la tarde, en el que se registraron la mayor parte de los casos de la jornada.
La avalancha de casos fue tal que terminó con las existencias del compuesto amoniacal con el que se contrarresta el picor «por lo que hubo que pedir más envases», explicó Tur. A pesar del gran número de casos registrados ninguno alcanzó la gravedad suficiente como para ser trasladado al hospital y tampoco se detectaron reacciones de tipo alérgico al veneno de la medusa.
Pep Tur advierte del peligro que supone confiarse a pesar de la presencia de estos organismos ya que la picadura la realizan con los tentáculos, prácticamente invisibles en el agua, que pueden medir hasta 2 metros. Los efectivos del cuerpo de Cruz Roja confían en que la plaga remita hoy aunque esta clase de estimaciones «no son fiables» ya que pueden invadir en cualquier momento las playas, arrastradas por una corriente.