La confesión pública del sacerdote Jesús Mantero al reconocer su homosexualidad en la portada de la revista «Zero» tiene un precedente: Antonio Roig Roselló, un sacerdote ibicenco que desveló su condición de'gay' en 1977 a través de un libro autobiográfico titulado «Todos los parques no son un paraíso». Si Mantero ha contado con la tolerancia de algunos sectores tras su confesión, más difícil lo ha tenido Antonio Roig. En una publicación posterior de Roig, titulada «Variaciones sobre un tema de Orestes», éste comenta las consecuencias: «El libro produjo un sentimiento de estupor en los medios conventuales. Durante algunas semanas fue como asistir a la gestación de una tempestad que llegó a tomar proporciones alarmantes. Tuve mucho miedo».
Relata a continuación la difícil situación por la que atravesó: «En noviembre aparecieron las primeras reseñas en órganos informativos. Fue cuando los superiores decidieron intervenir. Interminables entrevistas, todas ellas en función de lo mismo: debía abandonar la institución o emigrar al extranjero para evitar el escándalo. Pero yo decidí permanecer para forzar una reflexión colectiva que ayudara a clarificar las ideas. No me marcharía hasta que legalmente me obligasen».
Así ocurrió poco después. El 14 de diciembre de 1977 el arzobispo de Valencia le prohibió ejercer en su diócesis como sacerdote: «Las agencias de prensa informaron del sacerdote suspendido a divinis por homosexual. Hubo un gran revuelo», recuerda en el libro. El 3 de enero de 1978 fue expulsado de la orden de Carmelitas Descalzos.
«Decirlo hace 25 años tuvo un mérito muy especial», asegura Ximo Cádiz, del colectivo de homosexuales de Valencia. Roig reside habitualmente en la capital del Turia donde trabaja como profesor de una academia de idiomas. A punto de jubilarse, el nuevo caso de «salida del armario» dentro de la iglesia lo pone de actualidad.
Una dura decisión cuyas consecuencias
arrastra
Antonio Roig no vive ahora su mejor momento. Sin embargo, el
viernes se puso delante de una cámara de Antena 3 para recordar lo
que pasó hace 25 años. Roig trata de recomponer su vida tras el
fallecimiento de su compañero. Delante de la cámara aseguró que
negaron la extremaunción a su ex pareja por su condición de
homosexual. Este es uno de los problemas con los que se enfrenta el
colectivo: la falta de l reconocimiento legal de las parejas que
impide que tras la muerte de uno de ellos, su compañero pueda
acceder a los bienes compartidos.