El pasado jueves por la noche tenía lugar en Las Dalias el encuentro que cada año reúne a un gran número de personas en la sala, con el objeto de celebrar el largo recorrido que ha hecho del mercadillo uno de los lugares más representativos de la isla. Avanzada ya la salida de la luna llena comenzaba la larga retahíla de espectáculos. El restaurante, vestido de fiesta recibía a noctámbulos de todo tipo. Y es que, durante el acontecimiento, no faltaron distintos ambientes que albergaron en un mismo punto gran cantidad de estilos.
De este modo, una vez en Las Dalias, el público que iba llegando podía escoger entre cenar bajo la tenue luz de las velas, tomar algo en las tres barras que se exhibían al aire libre, comprarse unas sandalias de piel en uno de los puestos que se exponían coquetos, o sentarse con los pies desnudos sobre los cojines de la Jaima marroquí, que constituye una nueva aportación del propietario del recinto, Juan Fernando Marí Juan. A las 22'50 tuvo lugar la apertura de espectáculos con el grupo de reggae Glasford and Providence. Parte del público lo escuchó cuando cenaba mientras otros preferían disfrutar de la recreación del legendario Bob Marley bailando delante del pequeño escenario que sustituía a los puestos artesanales.
Llegada la media noche y antes de que anunciasen a Statuas.d.sal un cuantitativo público esperaba su actuación en el Soul Bar, situado en la parte trasera. El grupo de pop-rock ofreció una mezcla explosiva formada por nuevas composiciones y temas anteriores. Una hora después, comenzó el siguiente espectáculo que sorprendió gratamente a los asistentes con un baile tradicional que acabaría siendo territorio performence.
A continuación, un nuevo cambio de escenario. En esta ocasión degustando una pizca de te marroquí, como aperitivo que dió comienzo a la danza del vientre bajo la Jaima. Pese a los primeros tropezones sobre una alfombra mal colocada, el público reaccionó con fuertes aplausos, que siguieron a los magistrales movimientos de cadera de la bailarina. Pero el desenlace se hizo de rogar, mientras la luna iluminaba la velada de aniversario de Las Dalias , y es que el show no había llegado a su fin que sería el comienzo de un nuevo año para la legendaria sala.