Fina Molinero Torres lleva cerca de un año buscando una subvención de las instituciones que le permita pagar la grúa que compró con dinero prestado para poder mover a su madre, que pesa más de 100 kilos y tiene un grado de minusvalía de casi el 100 por cien. Esta monja salesiana, que desde hace tres años vive en Eivissa para cuidar a su madre, denunció ayer ante los medios que «existe un vacío legal en la normativa del Consell, que deja de lado y sin ninguna posibilidad a la gente más desvalida y con menor capacidad de movimiento».
Molinero explicó que, después de recibir las competencias de Bienestar Social, la máxima institución pitiusa puso en marcha en noviembre del 2002 las bases para solicitar subvenciones individuales para personas con alguna discapacidad física, psíquica o sensorial.«Uno de los requisitos básicos que establecía esta normativa para conseguir una ayuda era ser menor de 65 años», añadió.
Tras conocer esta orden Fina Molinero decidió pedir más información tanto a la Seguridad Social como al Institut Balear d'Afers Socials (IBAS) de Eivissa, que coincidieron en remitirle al Consell. Después de varios intentos, consiguió entrevistarse con la coordinadora de Bienestar Social, Milagros González, que le informó de que en abril estaba previsto que saliera una nueva normativa de ayudas para discapacitados con la que se le podría subvencionar el 100 por cien de la grúa.
El pasado viernes Fina Molinero solicitó una cita con la consellera de este departamento, Sofía Hernanz, que, según sus palabras, se negó a atenderle, y posteriormente intentó entrevistarse con la presidenta del Consell, Pilar Costa, lo que finalmente no fue posible. Ese mismo día «casualmente» recibió una carta de la máxima institución pitiusa en la que le notificaban que habían recibido su solicitud de subvención y que la tramitarían en el tiempo más breve posible de acuerdo con el reglamento de la institución».