El presidente del Consell d'Eivissa i Formentera, Pere Palau, mantuvo ayer su primer encuentro oficial con el alcalde de Eivissa, Xico Tarrés. Una entrevista que Palau calificó como «altamente positiva» remarcando que el hecho de que los colores políticos sean diferentes (PP en el Consell y Pacte en el Ayuntamiento) no supondrá una discriminación. El presidente insistió en que no entenderá «nunca» que «un conseller o un concejal tome decisiones en base al color político» y no en relación a los intereses de la ciudadanía. Palau manifestó que «el entendimiento y la colaboración entre el Ayuntamiento de Eivissa y el Consell tendrá unos beneficiarios que son los ciudadanos».
Entre los temas más importantes abordados en esta primera entrevista está el del futuro del Castillo de Eivissa, la reordenación del puerto de Eivissa, el primer y el segundo cinturón del municipio y ses Feixes. Asuntos «prioritarios» y que esperan que puedan estar arreglados «dentro de esta legislatura», según Palau. Los proyectos, tratados ayer de manera muy superficial, serán abordados en profundidad en próximas reuniones, «que comenzarán nada más terminar el mes de agosto cuando habrá planes y presupuestos más concretos», explicó el presidente.
«El Consell ha abierto los puentes de diálogo para que los diferentes consellers realicen las reuniones oportunas con los concejales encargados de cada departamento en Eivissa», remarcó el presidente del Consell.
El vicepresidente del Consell, Enrique Fajarnés, asistió al encuentro como responsable de coordinación municipal dentro de la máxima institución pitiusa.
Por su parte, el alcalde de Eivissa, Xico Tarrés, destacó «la cordialidad» del encuentro y agradeció «la sensibilidad» del Consell, asegurando que le da igual con quien hable «siempre que las instituciones se sienten a la mesa». Tarrés insistió en que Eivissa «lleva años de retraso porque ha pasado mucho tiempo en el que los diferentes partidos se han estado tirando los trastos a la cabeza» y deseó que los cambios de color político cada pocos años «no impidan tener una serie de temas claros para hacer una batalla común». En la reunión «los colores políticos han estado totalmente aparcados y se ha hablado de los problemas reales», dijo Tarrés.