Bastaron 45 minutos para romper ocho años de coalición progresista. El PSOE se reunió ayer por la tarde en la sede de Esquerra Unida con sus antiguos socios del Pacte para hacer trizas el acuerdo alcanzado antes de Navidad para concurrir juntos al Senado en las elecciones generales del 14 de marzo. Ni siquiera entraron a valorar la crisis desatada hace apenas una semana cuando los partidos minoritarios se dieron cuenta de que el PSOE les había ocultado que la candidata consensuada por todos, Carmen Ferrer, tenía carnet del PSOE desde hacía un mes, tal como adelantó este periódico el pasado jueves.
Los representantes de los partidos políticos entraron en la reunión a las 17'30 y salían a las 18'15 horas con el Pacte ya roto. «Todos coincidimos en que la gente no está animada para reeditar el Pacte», aseguró al término de la reunión el secretario general de ENE en las Pitiüses, Enric Ribes. Esta frase resume a la perfección la falta de voluntad de los socios de la coalición, especialmente del PSOE, para concurrir juntos a la próxima cita con las urnas.
La falta de confianza mostrada por el PSOE al ocultar la afiliación de la candidata originó una situación nueva para sus socios de coalición, que, aparte de reprobar la actitud de los representantes del partido socialista en las negociaciones, exigieron que, si se ganaban las elecciones, el suplente compartiera el cargo con la senadora, de manera que cada uno estuviera dos años en el cargo.