La Hermandad Rociera de Sant Antoni y la Casa Cultural Andaluza de Eivissa dieron por cerrados ayer los actos de celebración de Nuestra Señora del Rocío, una fiesta en la que la devoción se demuestra con alegría, bailes, cantes y vítores a la Virgen. «Guapa» y «bonita», son sólo algunos de los piropos que los rocieros reservaron para la Blanca Paloma, el «amor de sus amores», tal y como la describió ayer un miembro de la Hermandad Rociera de Sant Antoni. En Eivissa, los integrantes de la Casa Cultural Andaluza pasearon a la Virgen entre decenas de devotos que echaron pétalos de rosa sobre la imagen y obsequiaron a su Virgen con canciones y rezos. Los participantes se reunieron en el solar junto al hipódromo de Sant Jordi y manifestaron su adoración a esta imagen sin olvidar la parte festiva. La música y sus cantos competían en intensidad con los sonidos de la discoteca Space, que ayer celebraba su reapertura.
En Sant Antoni, el pinar junto a la desaladora en el que se celebró la romería era un hervidero de romeros preparando mesas e invitando a todos a compartir sus viandas. Dos actos centraron la atención: la misa Rociera de la mañana, tras la que se soltaron palomas blancas y se repartieron imágenes de la Virgen del Rocío a los hermanos que han hecho el esfuerzo de engalanar sus carromatos, y la vuelta a la iglesia para entregar el Sin Pecado, una cita multitudinaria en la que se mezclan muchas emociones, «tristeza por dejar a la Virgen hasta el año próximo y alegría por lo vivido durante el fin de semana junto a ella», señaló el Hermano Mayor, Diego Infante, que se mostró satisfecho por el cambio de ubicación del Rocío, que antes se celebraba en Port des Torrent, y apuntó que este año ha habido más afluencia, posiblemente porque el lugar está más cerca del núcleo urbano.La noche anterior fue intensa. Bailes y cantes hasta las 04,00 de la madrugada y casi 3.000 personas, según indica la Hermandad, en los momentos de más afluencia. Con los ojos enrojecidos de haber pasado la noche en vela Infante no duda en señalar que «es un cansancio alegre, sobre todo para la Hermandad, que está muy contenta porque cada año lucha para que todos disfruten de estos días». Esta agrupación religiosa cuenta con casi 300 devotos adheridos a ella. Buen sabor de boca entre los rocieros que ya piensan en la cita del año próximo.