Los pacientes internos en el hospital de Can Misses, empleados y público en general pudieron disfrutar ayer de la charla-exposición que llevó a cabo Raimon Martínez. Desde hace 14 años, este hombre tiene un particular don que le permite acercarse a los más salvajes y peligrosos animales, algo que para otras personas serían casi una garantía de resultar atacados: «Se trata de una relación tan grande que soy capaz de llegar a un entendimiento equiparable al que se puede establecer con animales domésticos. Hay personas que nacen con un don para ello y otros que lo desarrollan; yo lo he desarrollado con el tiempo», asegura Raimon.
A través de vídeos, fotos y día positivas, los asistentes a la exposición observaron a este administrativo de profesión en las más inverosímiles situaciones con ejemplares de distintas especies y en los más exóticos lugares del mundo: sosteniendo a grandes serpientes de 6 metros de longitud y 108 kilogramos de peso capaces de engullir a una persona entera, abrazado a un jaguar, acariciando a una leona, dando de comer a una pantera o junto a un águila de cabeza blanca. «No se puede vencer nunca en la vida el instinto natural de un animal salvaje. Se puede controlar adiestrándolo, pero cuando ponemos al animal en una situación en la que su instinto prevalece alguien resulta gravemente herido», explica Raimon. .
Este seductor de animales salvajes afirma que las fieras tienen estados de ánimo como las personas, algo que él es capaz de excrutar: «Yo con los felinos sé por sus rasgos faciales el estado de ánimo en el que se encuentran, algo que no pasa por ejemplo con un oso, porque su inexpresividad impide adivinar cuándo va a atacar», asegura.
Pero no sólo se vale de esto cuando se acerca a una bestia: «En mi caso existe una correlación mental entre el animal y mi persona por la que tengo un margen de aviso para no acercarme», concluye. Iván Muñoz