Precisamente, la aprobación definitiva del PTI, prevista para la próxima semana, supondrá la derogación definitiva de las moratorias. En concreto, la entrada en vigor de la versión definitiva del PTI provocará el levantamiento de la suspensión urbanística de la ley 9/99 del 6 de octubre, que establecía que en las parcelas rústicas segregadas a partir de 1997 no se podía construir.
Ahora sí se podrá edificar siempre y cuando las parcelas y las segregaciones se adapten a los criterios que marca el PTI. De todos modos, el Consell permitirá que se pueda construir en las parcelas afectadas por esta ley con una superficie de 14.000 metros cuadrados, pese a que el PTI determina que la parcela mínima en suelo rústico con derecho a edificar sea de 15.000 metros. Se trata de una excepción incluida en el PTI con el objeto de garantizar la seguridad jurídica de los afectados. «Hemos procurado restituir los derechos de las personas, aunque algunos no lo vean así», subraya el presidente del Consell.
Palau recuerda que ahora se están registrando menos peticiones de licencia de obra que hace unos años, lo cual, según el presidente, es otra prueba de que no se producirá ninguna avalancha de proyectos urbanísticos. Palau asegura que el efecto llamada de la aprobación del PTI es más un arma política de la oposición que un escenario y un hecho previsible. «Nos castigan con lo de las avalanchas. Lo mismo dijeron con la aprobación inicial del PTI en verano y el levantamiento de la moratoria, y me imagino que ahora dirán lo mismo», señala. «A unos les gustará más y a otros menos, pero este PTI creará una seguridad jurídica y estabilidad para los ciudadanos», añade.