En respuesta a las declaraciones realizadas por el conseller balear d'Educació, la Asociación de Padres de Alumnos (APA) del colegio público de Sa Graduada dejó claro ayer que no entra a «discutir el valor arquitectónico del edificio sino que defiende esta escuela como referencia de la historia cultural de la ciudad y de la isla», por lo que considera «lógico que cualquier decisión sobre su futuro se resuelva» en Eivissa. Asimismo, manifestó su satisfacción por el informe favorable a la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) del colegio que ha realizado el Institut d'Estudis Eivissenc y por la decisión del Consell de admitir e iniciar el trámite de solicitud de BIC.
Por otra parte, la presidenta del APA, Àngeles García, recordó que el proyecto de Eivissa Centre no estaba contemplado en el programa electoral de ninguno de los partidos políticos que participaron en las elecciones municipales de 2003 y preguntó qué derecho asiste a los promotores teniendo en cuenta que «no se sometió a la consulta democrática» que son unos comicios.
García señaló que en el Plan Territorial Insular (PTI) en su norma 59 asume las previsiones contenidas en el Plan de Infraestructuras Educativas 2004-2011, en el que figura sa Graduada como centro a «ampliar, remodelar o adecuar» y no está incluido en el punto de nuevos centros. Asimismo, la presidenta del APA destacó que el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Eivissa en su momento llegó a declarar al colegio 'Bien Catalogado' por lo que preguntó «qué razones existen para que los mismos responsables dejen de cumplir, desde hace casi tres años, con su obligación de realizar los trabajos mínimo de mantenimiento de este centro», favoreciendo su degradación. Además, insistió en que hay otros solares alternativos para hacer posible la ejecución del plan Eivissa Centre.
La intención del APA, según subrayó García, es seguir manteniendo con firmeza pero sin «crispación» la defensa de sa Graduada y aclaró que esto no significa que la agrupación se oponga a la creación de nuevas infraestructuras culturales y sociales sino que el centro no debe ser «el precio que se pague por ellas».