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La sencillez de los Príncipes encandila a los formenterenses

Finalmente, doña Letizia acudió a la Pitiusa menor y acabó luciendo pendientes 'pagesos' que le regalaron en Sant Francesc

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La visita de Sus Altezas Reales los Príncipes de Asturias a Formentera fue breve pero intensa para las más de 2.000 personas que se agolparon en las calles por las que discurrió la comitiva y la plaza de la iglesia, frente al Consistorio. Fue una visita de contrastes con negros nubarrones, truenos y relámpagos mientras se veía a lo lejos el helicóptero que los llevaba hasta Formentera y que se convirtió en una persistente lluvia mientras se dirigían al Consistorio y mientras las colles de ball pagés hacían una demostración de los bailes típicos de la isla; pero la tarde se convirtió en soleada para cuando los Príncipes salieron al balcón para saludar a la gente que les esperaba entre el flamear de banderas, vítores, aplausos y piropos.

Poco antes de las cinco y media de la tarde aterrizaba el helicóptero que transportaba a los Príncipes, que descendieron de él ataviados ambos en grises, aunque en distintos tonos, pero con unas sonrisas igual de amplias en sus rostros. La multitud estalló en aplausos y gritos en especial dedicados a doña Letizia y a su estado de buena esperanza; el trayecto inicial hasta el Ayuntamiento era de poco más de trescientos metros, pero debido a los continuos saludos de los asistentes, en una muestra recíproca de cariño y proximidad entre los Príncipes y el pueblo, hizo que se demorara en exceso la caminata hasta el punto que comenzó a llover sin que por ello el Príncipe Felipe y doña Letizia, que en algún momento iban cada uno por una vereda de la calle saludando a diestro y siniestro, aceleraran la marcha.

Así, cuando llegaron ante el Consistorio, se encontraron con toda la Corporación, que les esperaba bajo la lluvia, así como el público impávido y las colles de ball pagés, que aguantaban el chaparrón. Tras las salutaciones y ya guarecidos bajo los soportales de la Casa Consistorial, SAR disfrutaron y comentaron entre ellos las evoluciones de los bailarines a quienes saludaron uno por uno después de su interpretación.

Acto seguido se dirigieron a la Sala de Plenos, que presentaba importantes novedades estéticas, donde firmaron en el libro de honor de la Corporación; en primer lugar el Príncipe Felipe, que al final preguntó en voz baja algo a doña Letizia para acabar su dedicatoria, y a continuación fue ella, más breve, quien cumplimentó el libro de honor.

Después, la consellera de Sanitat, Aina Castillo, el alcalde Juanma Costa y el presidente Pere Palau explicaron a los Príncipes cómo será el futuro hospital, cuya primera piedra se colocará el próximo jueves, día 19, y ambos se interesaron por la situación sanitaria de la isla y preguntaron si donde habían aterrizado era el lugar en el que habitualmente lo hacía el helicóptero de emergencias. Se les explicó que hasta hace tres o cuatro años así era, pero que en la actualidad se disponía de un helipuerto circunstancial en la Savina hasta que el Hospital sea una realidad. Una realidad que Castilló aseguró a los Príncipes tendrá lugar a finales de 2006. Doña Letizia preguntó si el hospital dispondría de una sola planta, a lo que le respondieron que así era, para no causar impacto visual ni medio ambiental y la propia consellera explicó que, aunque de gran tamaño, el hospital está pensado de manera que pueda funcionar tanto para cuando viven en la isla siete u ocho mil personas o como en pleno verano, cuando se llega más treinta personas sobre tan reducido territorio.

Tras unos 20 minutos en la Sala de Plenos SAR se asomaron al balcón del Ayuntamiento, donde la multitud ansiosa les vitoreó, con especial predilección hacia doña Letizia, y poco después iniciaron el regreso al helicóptero, pasando por la calle peatonal de Sant Francesc, donde se detuvieron a charlar, saludar y adquirir algún objeto.

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