Llego a la redacción y me veo abrumado ante la tarea de la jornada: entrevistar a Manel Fuentes. No todos los días tiene uno la posibilidad de vérselas con alguien que ha ganado nada menos que tres premios Ondas (dos como mejor programa de radio local y uno en televisión con su noche en compañía). Pero al margen de su grandeza profesional, en realidad lo que me apabulla es que voy a tener delante al tipo que compartió cama con Natalia Verbeke -mítica entrevista realizada en la revista MAN hace un par de años y que guardo todavía entre paños-. Intuía un tipo altivo y prepotente, borracho de su éxito. Nada más lejos. Manel llega a las instalaciones que Radio Éxit tiene en la avenida 8 de agosto con gorra y bermudas -«de currante», dice-, desde donde durante toda esta semana emitirá su programa A las 12 en Punto. Un magazine en el que se desgranará la actualidad en el tono satírico al que ya nos tiene acostumbrados. Saluda de forma jovial y cercana a los periodistas que le esperamos, pero enseguida recibe una llamada en su teléfono movil de última generación, uno de esos que te permiten llevar la oficina en el bolsillo: «Me tenéis que perdonar, pero es que estamos preparando el programa de esta noche y desde fuera todo se hace muy complicado. Estamos buscando a algún fabricante de mochilas porque en la Alhambra y la catedral de Santiago no dejan pasarlas por la psicosis terrorista. ¡Hemos pensado en llamar a Labordeta!», bromea.
Desde que tenía 4 años, cuando vino de vacaciones con sus padres, no había estado en la isla. Ahora, vuelve para trabajar y en compañía de Flavià, uno de sus colaboradores, que lo que más recuerda de su estancia hace décadas son «las rubias suecas de 1'80, culpables de que los obreros españoles fueran a trabajar habiendo dormido sólo tres horas». Aunque no lleva ni un día en la isla y ha tenido que esperar en la comida dos horas para que le traigan un mero, Manel alaba su tranquilidad: «Es un ritmo vital mucho más sabio, más humano. De momento tenemos ya un amplio anecdotario», asegura. Después de haberlo conseguido todo, se encuentra ahora en un proyecto que califica como su «apuesta más arriesgada. Somos como una isla dentro de la programación actual, donde reinan los programas deportivos. Pero nosotros no pretendemos competir con ellos, sino ofrecer una alternativa. A nuestros oyentes les garantizamos que van a estar informados al mismo tiempo que se divertirán», explica.
Es consciente de que no será fácil consolidar el proyecto. Prisa no tiene, aunque sí ganas: «Soy más feliz haciendo programas de radio, y este es un reto que quiero asumir». Con lo que tiene más dudas es con el horario, e implora a los directivos: «¡Dejen de pensar en mí sólo como un ave nocturna, me encantaría tener el horario de María Teresa Campos!», bromea. En su estancia espera disfrutar de las playas, el arroz abanda y, ya que está aquí, de alguna de las famosas discotecas.
Iván Muñoz