Las fiestas de los pueblos no serían lo mismo sin los puestos de feria. En cada uno de estos puestos podemos encontrar una gran variedad de juegos, comida...etc. Una auténtica oferta de ocio para animar las fiestas y que gusta tanto a niños y mayores. Los feriantes trabajan totalmente de cara al público, por lo que están expuestos a situaciones de todo tipo.
Isidra Romero y José Manuel Panitrigo son dos feriantes que llevan la profesión en la sangre ya que cuentan con alrededor de diez años de experiencia. Ambos coinciden en afirmar que lo peor de ser feriante es la gente que viene buscando cualquier motivo para enzarzarse en una discusión de lo más trivial. «En las fiestas de Sant Antoni los ingleses borrachos son difíciles de tratar porque parece que vienen en busca de la bronca y la pelea», asegura Isidra. A pesar de esos momentos un tanto delicados Isidra dice que la clave de este trabajo es aguantar tanto los momentos buenos como los malos porque es lo que realmente les gusta. Para ellos, el mejor cliente es el español y, en concreto, el residente.
Los puestos abren hacia las siete media u ocho de la tarde según el día que se trate porque, por ejemplo, el día de los fuegos artificiales suelen prepararse para la apertura hacia las seis y media ya que empieza a haber gente a esa hora. Saben a la hora que empiezan pero desconocen la hora de cierre puesto que va en función de la gente que haya durante la velada. José Manuel asegura que después de los fuegos artificiales se produce un bajón de gente pero aún así se mantiene una afluencia de público hasta bien entrada la madrugada ya que haypersonas que se quedan a disfrutar de las actuaciones musicales posteriores.
María José Real