El tiempo en el que se tardó en construir la yeguada Los Olivos, casi siete años, dio que pensar a muchísima gente que barajaba sus habladurías acerca de qué sería semejante espacio al aire libre con aires de cortijo andaluz.
Y no es para menos, porque sus 80.000 metros cuadrados y su decoración de finca sureña no pasaban desapercibidas para todos los que transitan por la carretera de Sant Antoni.
Los Olivos se inauguró el pasado sábado como uno de los pocos espacios, por no decir el único, dedicado exclusivamente a la cría de caballos.
Su propietario Juan Miguel Muñoz, un economista sevillano con 20 años de residencia en la isla, cumplió así su deseo de seguir la tradición familiar.
«Vendí las tres fincas que tenía en Sevilla y las reinvertí en la yeguada porque después de 20 años en Eivissa era mi ilusión tener a mis caballos aquí», explicó Muñoz, que en la actualidad se ocupa de cuidar a 40 animales entre yeguas, potros, potras y sementales, junto a su personal de Los Olivos.
Después de recorrer muchas fincas, Muñoz se decantó por ésta, aunque, al principio, su terreno inclinado hacia la carretera de Sant Antoni no le parecía el más indicado. Aún así, la escogió y adecuó en su totalidad para dar forma a las cuadras en la que guarda a sus sementales, los espacios al aire libre para las yeguas y los potros, un almacén para las monturas y los múltiples premios de sus caballos, otro establo para resguardar a los animales de la lluvia, su propia casa y por supuesto un bar.
Entre los caballos destaca Inquieto, un semental que fue premiado en varias ocasiones quedando finalista del Salón Internacional del Caballo Español (SICAD) de los años 2000, 2001 y 2002.
Un sello de doble 'M' con la 'J' coronada es el hierro que marca a su gandería, que adorna los bocados de cada caballo y un símbolo que tiene repartidos por casi toda la yeguada, incluso en el muro de piedra que alzado sobre la pista de doma.
«La pista de doma está hecha con caucho triturado que viene de unos molinos de Tarragona y los subvenciona la Generalitat de Calalunya para dar salida a materiales no reciclables. Aquí mis caballos se esfuerzan más pero también ganan musculatura», señaló Muñoz, quien no disimula el cariño que le tiene a sus animales.
«No vivimos de esto, no es para ganar dinero», dijo sobre la actividad a la que está destinada la yeguada, «pero creo que este lugar da un estilo a la isla que antes no tenía».
La inauguración comenzó el sábado a las 22,00 horas y contó con la presencia de varios ganaderos internacionales.
Feliz porque pudo traer parte de su tradición a la isla en la que vive, Juan Miguel Muñoz pasó su vacaciones de verano ultimando los detalles de un largo proyecto con final feliz.L.Aversa