Este informe analiza otros dos (uno de Cadomica S.L. y otro de Duna Balears S.L.) realizados con anterioridad e incluidos como pruebas periciales en las diligencias del caso. El juez dictó en noviembre un auto de incoación de procedimiento abreviado, previo a la apertura de juicio oral por un supuesto delito contra los recursos naturales y el medio ambiente, aunque Herbusa presentó un recurso de reforma contra este auto. El juez ha aportado a las partes (el Ministerio Fiscal, Herbusa y Hábitat y Basuras) el nuevo informe del Instituto Nacional de Toxicología, recibido a mediados de enero, para que lo tengan en cuenta a la hora de responder al recurso planteado por Herbusa.
El Instituto Nacional de Toxicología halla algunas carencias en el informe de Cadominca S.L., por lo que afirma que «no puede valorar» sus conclusiones. Del informe ambiental de Duna Balearas, Toxicología afirma que en el punto en el que se apunta que «el vertedero es un foco contaminado, la clara afección de uno de los pozos y el riesgo de contaminación de otros» se puede extraer la conclusión de que existe «un riesgo grave para la salud de las personas». Toxicología añade que existe «un riego por la presencia de microorganismos fecales y elementos tóxicos como el amonio». «Asimismo superan parámetros que, aunque no tóxicos, sí son indicadores de contaminación como son cloruros y sulfatos», afirma y añade: «La contaminación de los pozos puede limitar algunos usos del agua distintos del consumo».
Por su parte, Jaume Roig, uno de los abogados de Herbusa, ya ha dicho en varias ocasiones que la contaminación de lixiviados de los pozos próximos a Ca na Putxa vertedero no tiene por qué atribuirse a la actividad del vertedero. Es más, Roig ya restó importancia en su día al informe de Duna Baleares: «Nadie se extrañará si digo que en Eivissa hay pocos pozos que, analizados desde un punto de vista sanitario, tengan agua potable; sin hablar de otras consideraciones como filtraciones de fosas sépticas o aguas de mar». Dicho informe decía, además, que la contaminación de las aguas del acuífero es «irrecuperable».