Las obras de la autovía del aeropuerto prosiguieron ayer en la finca de Can Malalt custodiadas por un fuerte dispositivo policial formado por cerca de un centenar de agentes antidisturbios, que concluyó con la detención de tres personas y varios heridos leves.
Minutos antes de las ocho de la mañana una veintena de patrullas de la Guardia Civil llegó a las inmediaciones del Instituto Algarb con el fin de auxiliar las obras de la carretera. Por otra parte, un centenar de antiautopistas, dividido en los tres lugares claves de la defensa del territorio (Ca na Palleva, Can Malalt y la rotonda de Can Sifre), permanecía desde las siete de la mañana a la espera de ver cómo transcurría el día.
El fuerte despliegue policial dividió a los activistas de forma estratégica en las inmediaciones de la finca de Toni Planells Malalt creando varios cordones policiales e impidiendo el paso de los manifestantes y de todos los transeúntes, a excepción de los alumnos del Algarb, que fueron increpados por los agentes para que no invadiesen la calzada.
Las fuerzas de seguridad lograron arrinconar a un grupo de activistas, una veintena, dentro de la finca de Can Malalt que luego fueron expulsados en volandas. Mientras, los otros dos grupos de antiautopistas permanecían sentados frente al cordón policial para evitar el avance de dos máquinas de la empresa. Ante la resistencia de los manifestantes, los efectivos antidisturbios desalojaron a los presentes por la fuerza, a base de empujones. La actuación acabó con tres detenidos a los que se les imputaban los cargos de desobediencia, resistencia y coacción, que salieron en libertad a las 22'00 horas después de que el juez de guardia aceptara una reclamación por detención irregular (habeas corpus) presentada por sus abogados para evitar que los detenidos pasasen la noche en el calabozo. Hoy se les ha citado a las 11 horas para declarar como imputados. La operación terminó con un esguince de pie de un manifestante y con 11 agentes heridos con contusiones y arañazos, según la Delegación del Gobierno. Los activistas se dirigieron, una vez que las máquinas entraron en Can Malalt, a la rotonda de Can Sifre con el objetivo de interrumpir el tráfico haciendo uso ininterrumpido de los pasos de cebra. Acto seguido, y después de ser desalojados por los antidisturbios, se dirigieron a la rotonda de Can Bellotera, para luego trasladar su protesta frente a la sede del Consell.