B. ROSELLÓ
Cerca de 400 personas, en su mayoría integrantes de la plataforma antiautopista, participaron ayer en la manifestación del 1 de Mayo, que centró su atención en la crítica a los proyectos viarios, la siniestralidad y la precariedad laboral: «No podemos quedarnos callados ante esta situación que pone en peligro el futuro de miles de puestos de trabajo y condena a los profesionales del sector hotelero a renunciar a su profesionalidad y permite a los empresarios seguir llenándose las arcas, mientras reconvierten sus hoteles en apartahoteles», señaló el secretario general de UGT, Diego Ruiz, en su manifiesto.
La comitiva, que partió desde la ronda de Can Sifre, para dejar clara su reivindicación con las obras de las carreteras, se desplazó hasta Vara de Rey, lugar en el que los cuatro sindicatos (UGT, CC OO, STEI-i y CGT) leyeron sus comunicados. Durante el trayecto fueron pocos los gritos que se escucharon de los asistentes, tónica que cambió totalmente una vez alcanzada la sede del Consell Insular, donde empezaron los gritos de «dimisión» o «Marbella» junto a pitadas y abucheos, ante la atenta mirada de numerosos agentes de la Policía Local y Nacional.