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«Crie a mis hijos en plan militar»

Karmen Juan en su casa de Dalt Vila, que tiene alrededor de 175 años y en la que no reside estos meses para evitar las molestias de las calles en obras.

Por qué tanta asociación?
-Soy una persona muy ligada a las necesidades sociales de Eivissa, siempre me ha gustado participar en la vida pública y ayudar. Mi pasión fue la Cruz Roja, pero al final ya no pude con ello, porque necesitaba de una dedicación absoluta. Luego me ofrecieron lo de la Asociación Española contra el Cáncer y al final acepté. Me gustaría retirarme, pero veo que hay mucha necesidad, porque la gente no se implica y menos en puestos de responsabilidad.

-¿Y qué le gusta hacer para desconectar?
-Me encanta leer, viajar o simplemente estar en el campo con unos calcetines encima de la tierra, regar y ensuciarme. También me encantan las sevillanas, aunque ahora hace tiempo que no bailo. De pequeña viví unos años en Sevilla y pese a que mis padres eran ibicencos, llevo esa venilla flamenca.

-Usted es viuda del que fuera alcalde de Eivissa, Adolfo Villalonga. ¿Fue difícil estar al lado de un hombre importante?

-No, porque siempre he sido una persona muy libre y muy independiente y lo apoyé muchísimo. Lo más complicado era no tener tiempo, siempre estábamos en inauguraciones, conferencias, etc. Entonces tu intimidad y tu rutina se quiebra un poco.

-¿Le gusta la política?
Es muy interesante, pero tienes que estar muy preparado y ser diplomático para ser un buen político. Un gran político necesita cualidades muy fuertes, como ser muy auténtico, claro y transparente.

-¿Por qué ahora tanta queja por Dalt Vila, cuando siempre ha habido problemas?

-Yo he sido la que he aunado un poco las quejas entre el vecindario. Me sentí muy herida, porque tengo cinco hijos magníficos y me enviaron a la policía a casa para comprobar si vivían en Dalt Vila para decidir si les renovaban la tarjeta para subir con el coche. Aquello me indignó de tal forma que cuando me encontraba con la gente del barrio todos me decían lo mismo: «A mis hijos no les dejan subir con el coche». ¿Qué pasa, que a mí me tiene que dar un telele aquí y ninguno de ellos podrá subir? Que viniera la policía fue la gota que colmó el vaso. Ahí es donde comenzamos a unirnos, porque aquí arriba no se puede vivir sin coche. En esta calle van a poner a la venta dos casas más y yo también me quiero ir.

-Y tiene usted cinco hijos...
-(Risas). Siempre digo que como hembra he contribuido a la perpetuación de la especie.

-¿Por qué Karmen con 'K'?
-Porque me gustó. Cuando creamos la tienda Olinka con mi hermana pusimos una combinación de nuestros dos nombres. Ella se llama Olivia y con la 'c' quedaba muy soso. Al ponerle la 'k' quedaba mejor estéticamente. Y desde entonces he empleado la 'k'.

-¿Con quién se marcaría un baile?
-No lo sé, ni me lo he planteado, porque vivo muy bien sola.

-¿Está muy bien sola?
-Sí, aunque me costó mucho aclimatarme, porque llevábamos 27 años casados cuando enviudé. Pero poco a poco me fui acostumbrando a tomar decisiones y llevar adelante a mis cinco hijos, que todavía estaban estudiando. Esto me dio todavía más independencia y seguridad. Ahora vivo al día, sin pensar en un futuro, ni en vivir con otra persona. Estoy satisfecha con el momento que estoy viviendo.

-¿Derechas o izquierdas?
-Derechas. Mi padre era militar y siempre he sido una persona con un gran amor hacia España y hacia la patria. Mis tres chicos han hecho la 'mili'. Yo era más de derechas que mi marido y he criado a mis hijos en plan militar. Además, quedándome viuda necesitaban una disciplina muy férrea, aunque he tenido mucha suerte con ellos.

Claudia Roig

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