Santi Ribas es un ibicenco cuya afición le ha llevado a albergar entre las paredes de su casa una gran variedad de reliquias del motor. Aunque es el encargado del mantenimiento del faro de Botafoch, reconoce que su gran pasión es refugiarse en el garaje de su casa entre el olor a aceite y gasolina, las piezas casi de anticuario y los libros de mecánica para hacer que estas viejas glorias vuelvan a rugir como en su primer día. «Me hace más ilusión encontrar en una granja una moto abandonada e irla restaurando poco a poco que verla cuando ya está acabada y limpia», asegura Santi. Un arduo trabajo que implica gran dedicación y años de práctica: «Tuve que hacer muchos inventos y pruebas hasta aprender a pulir el aluminio, tener nociones de mecánica, tapicería... son muchas tardes en el taller y frente a los libros». Por ello, cada adquisición supone un nuevo desafío que se convierte, según este ibicenco, en «una obsesión». «He llegado a gastar más de diez millones de pesetas», eso sin contar las horas dedicadas a dar forma a lo que en un principio sólo eran viejos cacharros. «Para quitar un simple tornillo te puedes tirar dos días, otras veces una simple pieza cromada se mantiene en tan buen estado que con sólo limpiarla basta», comenta al respecto.
Entre las leyendas que alberga su garaje se encuentran motos de producción italiana como la mítica Guzzi Super Alce del año 47. Un modelo que sólo se fabricó en Italia para el ejército y que sorprende por su caja de herramientas incorporada al chasis y el doble manillar, también para el acompañante. A escasos metros de ella, lucen varias BMW: dos R-6, una del 36 y otra del 38, que entraron en España durante la Guerra Civil española y que requirieron no sólo de una importante reparación, sino también de mantenimiento, pues «deben limpiarse con chorro de arena». No obstante, la más llamativa resulta ser la BMW R-75 modelo Àfrica Corps con sidecar y matrícula en la rueda delantera, fabricada exclusivamente para el ejército alemán en Àfrica, capaz de entrar en los ríos a gran profundidad. Este modelo destaca, además, porque tan sólo llegaron 750 a España en el año 43, compradas por el ejército español .
Irene Luján